miércoles, 10 de abril de 2013

Personajes: Julio Medem y yo


Cuando era más pequeña veía muchas películas, pero rara vez conseguía recordar el nombre del actor, actriz, director o directora…Simplemente recordaba escenas. Así es como en 2010 acudí al Festival de Cine Español de Málaga, sabiendo que Julio Medem recibiría el premio Retrospectiva y que yo no había visto ninguna de sus películas. Todo el mundo se indignaba cuando lo decía. Ni siquiera la tan conocida ‘Los amantes del Círculo Polar’. Así que me propuse empezar a estudiarle.

Por recomendación de una amiga, comencé por ‘Vacas’, que me fascinó. Entusiasmada continué con la ya mencionada ‘Los amantes del Círculo Polar’ y, para ser sincera, sí, me gustó, pero me fallaba algo…no sé el qué, pero es como que en sus películas siempre me quedo como un poco a medias…Recuerdo que la vi en DVD en mi casa, eran las tantas de la madrugada y toda mi familia dormía. Decidí poner los extras del DVD y elegí los comentarios del director. Ese es, obvio, Julio Medem. Y me enganchó. Nunca le había escuchado hablar y, he de reconocer con total ignorancia, que ni siquiera le ponía cara.

Me encantó. Me fascinó él. En los comentarios aparecía, si no recuerdo mal, en un primer plano. Él hablando, conversando con la cámara, conmigo en este caso. Y creo que fueron sus ojos, sí, debió ser eso. Conecté. Luego fui al Festival de Málaga. Y dio una rueda de prensa. Habló y me sacudió nuevamente. Es increíble escucharle hablar. Debe ser la pasión que desprende cuando habla de su trabajo, de lo que hace y de cuánto disfruta con sus proyectos, sus personajes, sus compañeros y compañeras de trabajo…tuve la sensación de que con un hombre con esa sensibilidad se debe disfrutar absolutamente cada segundo de la vida. Vale, puede que esté siendo algo exagerada. Pero es que es cautivador. Su presencia en Málaga no era sólo para recibir el premio por su retrospectiva, sino también porque el último día del festival estrenaría su último film: ‘Habitación en Roma’.

Ese día antes del estreno, pensamos que no conseguiríamos entrar al Teatro Cervantes donde se proyectaba. Pero, para sorpresa nuestra, la gente se quedó a escuchar al director y después se fue. Una amable mujer responsable del acceso nos dejó pasar. Entramos en ese teatro precioso y nos sentamos. Comenzó la película, escuchamos algunos murmullos, gente molesta por la belleza que se mostraba en la pantalla. Y sucedió. Fue un momento especial, indescriptible, mágico: la pantalla se quedó en blanco, el negativo de la película desapareció, todo el teatro en silencio, a oscuras y sólo iluminados por la luz del proyector. Se podían ver las partículas de polvo a través de ese rayo de luz. Algunos aprovecharon para levantarse e irse. Fue menos de un minuto y fue fantástico. La película continuó. Y mientras salían los créditos y las luces continuaban apagadas, mientras la música de Russian Red acompañaba, entonces empezaron los aplausos, muchos. La gente no paraba. Incluso se levantaban de sus butacas de terciopelo rojo. Y las luces se encendieron. En el palco estaba Medem, Elena Anaya y Natasha Yarovenko, emocionados por ese reconocimiento.


Al regresar de Málaga tuve la suerte de ser avisada por una compi de la universidad de que un profesor iba a realizar una excursión al Museo Thyssen. Me anoté y allí aparecí un sábado a la mañana. El caso es que frente a un cuadro, no recuerdo cuál, el profesor mencionó a Medem. Sí, casualidad o no, pasó. Y aproveché el momento para preguntarle si conocía su último proyecto, el de ‘Habitación en Roma’. Afirmó y no sólo eso, me contó que le conocía personalmente. Me confirmó lo que yo ya había percibido, que se trata de una persona con una sensibilidad muy especial. Me contó uno de sus encuentros, un día, por Madrid. Medem es único. Para entonces mi admiración ya era inmensa. 

Otro de sus films más míticos fue ‘Lucía y el sexo’. La vi recientemente, con amigas, y me impresionó. Joder, es Medem. No se puede decir otra cosa… Después no volví a ver ninguna película más de él y las hay (La Pelota Vasca, Tierra, La Ardilla Roja, Caótica Ana, etc.). El caso es que cada vez que alguien nombra alguna de sus películas no puedo parar de hablar de él, más que de sus películas.

Hace poco topé con este vídeo y descubrí, gracias a una de las escenas, que sí había visto una película suya, en La Semana del Cine Español de Carabanchel. Recuerdo perfectamente el momento, las escenas, el coloquio posterior, ese maravilloso cine que ya no existe. Resulta que la primera película que vi de Julio Médem fue La Ardilla Roja y vengo a enterarme casi 8 años después.

Julio Medem Cinema - Reel from Julio Medem on Vimeo.

4 comentarios:

  1. Chile cambia hasta como escribes, Deb!! Es demasiado poético y apasionado para la lluviosa, sucia y triste península...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La península es hermosa, poética y apasionada...:) Creo que ayer estaba especialmente inspirada.

      Eliminar
  2. Qué bonito Deb.
    Un abrazo,
    Alex

    ResponderEliminar
  3. Julio Medem es un ser que le está echando un pulso al Universo. Un pulso que está perdiendo. Medem en su obra está desvelando el mayor secreto del Cosmos. Otros autores ya lo hacen, como Terence Malick o el involuntariamente polémico Lars Von Trier, pero lo importante es que Medem es nuestro. La Madre Naturaleza nos lo ha regalado muy a su pesar. Y está siendo castigado cada segundo, cada mil millonésima de cada instante por difundir el secreto. Un secreto encriptado en el mensaje de cada una de sus obras. Julio Medem sufre y se condena por cada una de sus obras. Pero no tiene elección. Todo es causal. La Divina Comedia se ejecuta según se determinó en el Origen. Tan sólo queda que lo disfrutemos áquellos que hemos sido elegidos para ello. Pero, eso sí, no divulgues su secreto, o mejor dicho, El Secreto.
    Saludos.

    ResponderEliminar