En tierra hostil ha sido la gran sorpresa de cara a la próxima ceremonia de la cada vez más débil noche del cine. En la que este año, donde se presentaba unas perspectivas poco halagüeñas de cara a la calidad y la cantidad de películas, queda muy claro que pocas sorpresas habrá, y prácticamente han dejado la alfombra roja despejada para que la sobrevaloradísima Avatar recoja las palmaditas de la academia por haber logrado dar un pequeño impulso económico a un Hollywood cada día más en decadencia. En estas circunstancias se presenta En tierra hostil, llamada a llevarse las migajas del gigante, y sorprendentemente premiada con nada menos que nueve candidaturas, las mismas que Avatar.
Hacer una película de guerra a estas alturas es algo arriesgado, por que es fácil caer en las comparaciones de películas anteriores y es necesario para que tenga éxito saber ofrecer algo distinto a un género tan saturado como es el cine bélico. En tierra hostil lo consigue en parte.