Hace año y medio, en la semana de
los cortos de la Comunidad de Madrid, vi un cortometraje llamado ‘Pornobrujas’.
Al escenario del pequeño Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes subieron dos
personas: Andrea y Juan Gautier. Presentaron su cortometraje explicando la
razón de su existencia. En realidad, el corto era una reacción a otro corto.
Uno en el que se trataba el tema de la violación de manera diferente,
victimista y esquiva con la realidad. Después de varios años de trabajo,
reuniones con mujeres que han sido violadas, grupos feministas, documentación,
etcétera, habían dado a luz a ‘Pornobrujas’.
El corto presenta a cuatro
“divas punk” que tocan en un grupo de música ‘garage-punk-rock’. Están de gira
y esta vez tocan en Alicante. Mientras unas se quedan en casa descansando, las
otras acaban tomando algo con un grupo de chicos.
PORNO BRUJAS/BRUJAS PORNO
Hay quien se asustará al leer
estas palabras. Algunas se acercarán con cierto rechazo y otras con excitación.
Y quienes reconocerán en ellas a Virginie Despentes. Autora del libro titulado
‘Teoría King Kong’ y que en su interior contiene un capítulo llamado Porno
Brujas/Brujas Porno. Despentes vuelca sus experiencias para hablar sobre
algunos tabúes del feminismo: violación, pornografía y prostitución.
Los hermanos Gautier recogen su
esencia en diecinueve minutos de tensión máxima. La elección de la violación no
fue al azar. Es el principal elemento en la vida de una mujer por el cual vivir
aterrada. Como describe Despentes “nunca
seguras, nunca como ellos…Somos el sexo del miedo, de la humillación, el sexo
extranjero”. Y así lo muestran. Andre y Paula son mujeres y son violadas.
Dos formas diferentes de afrontar una violación. No existe justificación
posible, pero sucede.
“La violación es algo que se pilla y de lo que después no te puedes
deshacer. Contaminada. Hasta ese momento, yo creía que lo había asumido bien,
que tenía la piel gruesa y cosas mejores que hacer en lugar de dejar que tres paletos
me traumatizaran”[1]
ELLAS: ANDRE, PAULA, IVY Y ANA
Andre, protagonista y personaje
con mayor fuerza del corto. Seguramente la mayor de todas, la más
concienciada. La violan, pero consigue humillar al hombre que lo hace. “Guau, qué gusto me da tu polla morcillona,
me muero de placer”, dice sarcásticamente. Él, humillado, la tira al suelo.
Ella está tranquila, se toma su tiempo para pensar, para decidir.
Ivy, Paula, Andre y Ana. |
Paula, es la nueva vocalista del
grupo. Es la más joven y algo insegura. Ve en Andre una persona a quien
admirar, de quien aprender. Cuando la violan está aterrorizada. Grita y llora,
pero ocurre igualmente. Se siente culpable y responsable de lo que ha ocurrido. Se siente sucia.
Ivy, después de enterarse lo que
les ha ocurrido, coge la furgoneta y escoge que la mejor solución es ir a la
policía y denunciar. Algunas piensan que supone una doble violación. “Ir a la policía, salvo para recibir dinero
de un seguro, no tiene ningún interés. Declararse víctima de una violación, en
una comisaría, pensaba yo de forma instintiva, era una manera de ponerse en
peligro de nuevo”[2]. Ivy
lo dice muy claro: “van a estar marcadas
de por vida”, una construcción simbólica de la violación desde el
patriarcado que si no ve a la ‘víctima’ traumatizada, desecha y llorando pone
en duda que haya habido violación.
Ana, está llena de ira. Sale
corriendo tras ellos con sed de venganza, con desesperación, indignación y
mucha rabia. Consigue enfrentarse a ellos, pero escapan. Quiere matarlos,
darles su merecido. Está llena de adrenalina y sólo quiere venganza, aunque eso
no vaya a mejorar la situación ni haga olvidar a Andre y Paula lo que acaba de
ocurrir. “Me voy a sentir mal, pero no
voy a pensar que he hecho mal”.
Cuatro formas diferentes de
afrontar una violación. ‘Pornobrujas’ consigue generar en el espectador una
gran empatía y sobre todo una reflexión. Puede resultar violento para el espectador, pero gracias a sus matices, a las
interpretaciones y a un final que al menos, aunque sea en la ficción, permite a
Ana y a los espectadores realizar ese sueño de venganza, deja una sensación indescriptible. Con toques tarantinos
y de Jhon Waters el corto merece un coloquio intenso para desgranar cada
detalle.
“[La violación]Es un riesgo inevitable, es un riesgo que las mujeres deben tener en
cuenta y deben correr si quieren salir de sus casas y circular libremente. Si
te sucede, levántate, dust yourself, desempólvate y pasa a otra cosa. Y si eso
te da demasiado miedo, entonces quédate en casa de mamá y ocúpate de hacerte la
manicura”[3]
[1] Declaración de Virginie
Despentes en su libro Teoría King Kong
[2] Declaración de Virginie
Despentes en su libro Teoría King Kong.
[3] Transcripción de Virginie
Despentes de un artículo de Camille Paglia. Camille Paglia: crítica social, intelectual, escritora y profesora estadounidense. Ha sido considerada como "la feminista a la que las otras feministas
odian", una "feminista post-feminista" y una de las 100 intelectuales más
importantes del mundo (por la revista Prospect del Reino Unido).
Tremendo.
ResponderEliminarTremenda Virginie Despentes
El asumir que como mujer puedes ser violada en cualquier momento no debería ser sinónimo de que toda tu vida este condicionada por un desgraciado(s) que puede que te encuentres o que no. EMPODERAMIENTO
Puf, se te queda un cuerpo...
ResponderEliminarA parte de la reflexión final, lo que más me ha impresionado es la evolución de los acontecimientos hasta que eso sucede. Podrías verte en la situación de relax con una amiga en la playa en cualquier momento, en la situación de charloteo con chavales en un bar en cualquier momento, en la situación de rechazo de unos babosos a la salida de un bar en cualquier momento y ¿en la situación posterior? ¿en cualquier momento?
¡La presencia de degenerados machistas no puede limitar nuestras vidas!