
En Héroes vemos el último verano de un grupo de niños en su pueblo de vacaciones, a través de los recuerdos de un publicista obsesionado por su trabajo (Alex Brendemühl) y una mochilera despreocupada y amante de las frases tipo “carpe diem” (Eva Santolaria). Los juegos, las trastadas, los primeros amores y las peleas. Sin duda, una historia que recuerda mucho a la serie Una abuela de verano, que emitió TVE hace años, inspirada en el libro de Rosa Regás. Igual que esta, Héroes logra provocar una sensación de nostalgia y afecto, gracias a su tratamiento sincero y cercano.
La película de Freixas cuenta las cosas con ternura y con mucha naturalidad, con una cadencia idónea para enganchar incluso a los más reacios a los films en catalán. La música es una maravilla perfectamente acompasada con el ritmo de la historia, que funciona perfectamente como hilo conductor y como evocación del momento. Además, Héroes también se llevó el premio a Mejor Vestuario por su brillante caracterización de la estética más clásica de los ochenta.
Lo peor está, probablemente, en que la historia de los adultos, en contraste, pierde fuerza y magnetismo. La moraleja “haz que cada día sea mágico” de Cristo (Eva Santolaria) chirría desde el principio y la evolución de los protagonistas es demasiado obvia.
Aún así, el conjunto funciona. Héroes es un cuento, simple y sencillo, sin pretensiones y sin engaños. No es una obra maestra, pero es una película agradable y cuidada. La buena noticia es que, gracias a la acogida que tuvo en el festival, la película ha encontrado distribuidora y podrá verse en las salas.