Es complicado hablar del festival de Sitges sin parecer afectado o un pérfido miembro de su departamento de marketing. Su inigualable ubicación y la entregada audiencia que se congrega cada año alrededor de uno de los mejores programas de cine fantástico del mundo convierten al festival en una cita obligada no sólo para los fans del género, sino para aquellos que, habiéndose desentendido de cualquier prejuicio, disfrutan abandonándose a un sangriento carrusel del exceso. Si bien es cierto que se ha hablado mucho de la ausencia de terror puro en esta edición, muchas han sido las películas que han arrancado tremendos aplausos del respetable, lágrimas de emoción incluídas en el caso de algún documental que repasaba míticos momentos de la historia del cine. Los párrafos que siguen a esta introducción servirán, a modo de lista, para hacerse una idea del tipo de películas que he encontrado durante seis días de gozo absoluto.
Top Sitges: Milius, The Sacrament, All Cheerleaders Die, Jodorowsky's Dune, Much ado about nothing, Only God Forgives, The Green Inferno, Insidious 2, A Field in England.
Top decepciones Sitges: Gallow's Hill, Interior Leather Bar, Dark Touch, Enemy.
13 de Octubre: Violet, The Green Inferno
Empezamos la jornada con la nueva película de Luiso Berdejo. Violet es la simpática pero fallida historia de un adolescente que busca un amor imposible. Construyendo todo un engranaje de pistas y datos salidos de la nada, se pretende mantener el interés del espectador hasta el final empleando un tono similar al que podría utilizarse en una película de aventuras. El problema viene por el aspecto forzado de los diálogos, la pretenciosidad de algunas secuencias y la mezcla de géneros. El director parece empeñado en llevar la película hacia terrenos poéticos, lo que finalmente lastra un ejercicio que podría haber sido más exitoso centrado en la parte menos personal; apunte curioso teniendo en cuenta que en una presentación previa a la proyección, Berdejo reconoció que ésta era una película que no se había prestado a ningún tipo de opinión por parte de los productores.
A las doce de la noche teníamos cita con Eli Roth y su The Green Inferno. La nueva película del matarife de Hollywood es un alocado cuento gore en el que una pandilla de activistas que luchan por el mantenimiento de la selva amazónica tendrán que vérselas con una tribu caníbal. De ella se ha dicho que es muy bestia y gamberra, y en general puedo reconocer que se trata de una muy divertida película con un - como en toda la filmografía de Eli Roth- inteligente discurso orientado a ridiculizar a sus personajes principales; sin embargo, se percibe una producción algo descuidada que otorga a la película un look amateur y mucha pereza a la hora de elaborar una estructura de situaciones, muy parecida - si no idéntica- a sus anteriores propuestas.
14 de Octubre: Milius, Machete Kills
Milius es un documental dirigido por Joey Figueroa y Zack Knuston centrado en la trayectoria profesional de John Milius, figura clave del mundo del guión y que supo levantar y aportar brillantez a proyectos del calibre de Apocalipsis Now, Tiburón o Conan el Bárbaro. Pronto llamó la atención de los estudios por la facilidad con la que generaba guiones maestros con especial énfasis en los diálogos, hasta que su comportamiento fuera de control y extravagantes peticiones lo convirtieran en persona non grata. Tirando de imágenes de archivo y entrevistas a sus amigos, Milius se presenta como un fascinante retrato del genio que no escatima en detalles y ofrece un puzzle de extraordinaria complejidad ensamblado a la perfección. No se trata aquí de hacer un repaso por una filmografía selecta, si no de intentar comprender una personalidad enigmática y extrema, llena de matices y anécdotas.
La sorpresa de la noche vino con la denostada Machete Kills. Una película alocada y llena de humor que ofrece violencia brutal y un ritmo desenfrenado para seguir los pasos de Machete, la versión macarra de James Bond que deberá hacer frente a los malvados planes de un villano tocado por el don de la doble personalidad. El guión no da para mucho más y la propuesta es bastante simple, pero la espectacularidad de las escenas de acción y una envidiable actitud a favor de lo extremo e hilarante hacen de la nueva película de Robert Rodriguez una joya del entretenimiento -que no es poco-
15 de Octubre : Patrick, A Field in England, Enemy
La mañana del martes comienza con Patrick, remake de film homónimo de 1978 y que narra las idas y venidas de una enfermera a cargo de un paciente en coma con poderes telepáticos. Clásica en su ejecución y potentes interpretaciones hacen de éste un film entretenido, con una gran banda sonora y conseguida atmósfera. Sin embargo resulta aburrida planteando soluciones y haciendo un uso continuado del flashback para explicar la relación que mantienen los dos personajes principales. En comparación a las proyecciones que nos esperaban, Patrick se convierte en una mera anécdota...
Ben Whetley inició una serie de proyecciones de corte experimental que fueron muy comentadas a lo largo del festival. A field in England sorprende por lo escaso de sus recursos y la belleza de sus imágenes. Hablamos de un film que se deshace de espectadores conforme avanza el metraje, tal es la atención que requiere en las acciones que cuatro personajes desarrollan en un único escenario. La apuesta por lo experimental, apoyándose en un argumento que combina elementos de la brujería, el terror, el thriller psicológico y la comedia, sirve de pretexto para hacer un uso magnífico del sonido y proponer sugerentes imágenes en apariencia inconexas, pero que dan pie a numerosas interpretaciones de la trama.
Por su parte, Enemy de Denis Villeneuve consigue inquietar con una extraña adaptación de un relato de Saramago. Historia marciana sobre un lacio profesor de historia que encuentra a su doble en la ciudad en la que vive y hará lo posible por contactar con él. La película cuenta con imágenes sugerentes aunque nunca se llega a saber exactamente el por qué de la fascinación, tal es la opacidad de un guión sin ningún interés en explicar detalles de la trama. Sin duda alguna una de las películas más decepcionantes del festival, tal es su afán de alcanzar una supuesta significación a través de lo extraño y lo desconcertante, en vano.
16 de Octubre: Open Grave, Dark Touch y Much ado about nothing
La proyección de Open Grave se vio salpicada por un lamentable fallo técnico que impidió disfrutar de la nueva película de López Gallego en su totalidad. Tras un par de parones durante la proyección, un tercero impidió llegar hasta el final del metraje, por lo que muchos periodistas acreditados y público decidieron abandonar la sala. Esperaremos a verla en su totalidad para opinar.
Algunas horas después y ya resueltos los problemas técnicos salía Marina de Van al escenario del Auditori a presentar Dark Touch, una aburridísima película repleta de caprichosos giros de guión y una -abofeteable- niña con poderes telequinésicos como protagonista. Nunca termina de arrancar y es inevitable la comparación con Carrie, aunque sin la tensión ni la profundidad de personajes que la película de De Palma poseía.
El día remonta considerablemente con Much ado about Nothing. Joss Whedon rueda en su propia casa, rodeado de amigos y en mitad de la producción de Los Vengadores, tirando de texto original e intentando encontrar elementos del entorno que casen con las situaciones en busca de hilaridad. A juzgar por la reacción del público, el clásico de Shakespeare renace en buenas manos. Weddon demuestra estar dotado para la comedia y el cine de guerrilla, sin dejar de entretener y divertir en ningún momento.
17 de Octubre: Gallows Hill, Jodorosky's Dune y Only God Forgives
Tras una interesante charla en la que describía sus idas y venidas en el mundo del cine hasta acabar en Estados Unidos haciendo serie B y continuaciones de exitosas franquicias, Víctor García presentó su primer largometraje estrenado en cines. Gallows Hill, un film de terror ambientado en Bogotá y que cuenta con alguna de las secuencias más absurdas y aburridas que recuerdo haber presenciado.
Un par de horas después y recuperados del desastre, Sitges nos propone un viaje al pasado. Concretamente, al periodo en el que Alejandro Jodorowsky fantaseaba, en un punto álgido de su carrera, con la adaptación de Dune, de Frank Herbert. Su ambición desmedida y falta de previsión a la hora de contar con la opinión de los productores echaron por tierra un proyecto en el que el director chileno, junto a su equipo de guerreros, invirtió varios años de su vida. Disección de un personaje excepcional empeñado en trascender y en transmitir cómo la pasión por el cine es la única herramienta necesaria a la hora de levantar proyectos, aunque el sueño de disfrutarlo en la gran pantalla puede desvanecerse tras una única reunión, dejando atrás todas las horas y el talento de tanta gente involucrada. Jodorowsky's Dune trasciende la anécdota para convertirse en un tratado sobre el amor al arte y el rechazo a las convenciones que en numerosas ocasiones chocan entre sí, propiciando valiosas reflexiones sobre el compromiso a la propia obra.
Y al caer la noche, la polémica cinematográfica del año. Precedida de espantosas críticas en Cannes y vilipendidada por todo aquel que tuvo la oportunidad de verla, Only God Forgives se presentó entre una fuerte expectación. Desconozco si tuvo que ver el hecho de estar predispuesto a ver una basura o si se ha exagerado sobremanera, pero me pareció una muy buena película. Desentendiéndose del guión y jugando con un puñado de conceptos, Winding Refn guía las acciones de los personajes y construye un fascinante universo visual en el que el derramamiento de sangre es la única vía de escape. No obstante, más allá de esa violencia y sordidez que domina cada plano, encontramos una compleja relación entre los personajes que vertebra momentos de gran intensidad dramática y cuidada fotografía. Es un placer para los sentidos y posee, sin duda, más enjundia de la que los críticos internacionales han querido ver.
18 de Octubre: Interior Leather Bar, All Cheerleaders Die, Insidious Chapter 2
Como por arte de magia, el público de Sitges cambió a los freaks del gore con camisetas de The Green Inferno por hispters amanerados deseosos de frases huecas y pretenciosidad. James Franco, ese actor, director, artista, escritor... presentó en Sitges Interior Leather Bar, una reconstrucción de los 40 minutos perdidos de A la caza, censurados en su día por incluir secuencias de sexo explícito. Utilizando un vergonzante discurso a favor de la libertad creativa sin aportar nada nuevo ni tocar puntos especialmente relevantes, Franco entrega un pseudo documental de primeros planos en los que podemos ver a hombres chupando penes de otros hombres y a él, estrella de la función, tumbado en un sofá mientras murmura algo inaudible sobre la libertad de expresión.
Escapando de los aplausos a semejante despropósito, nos metimos a ver la nueva propuesta de Lucky Mckee, All cheerleaders die, que como quien no quiere la cosa se convirtió en una de las mejores películas del festival. Comedia negra con trasfondo feminista, cheerleaders, brujas y gore por doquier. La nueva película del director de May comienza como un relato típico de adolescentes para ir degenerando con ritmo alocado en un festival del exceso en el que, curiosamente, nada sobra. Muchísima mala leche para una película que levantó aplausos y risas entre los asistentes.
Por la noche, el Auditori, el cine más grande del festival, se llenó hasta la bandera para la presentación de Insidious 2, la continuación de la famosa película de terror sobrenatural a cargo de James Wan. Se trata de una secuela bien dirigida, con sustos efectivos, tensión bien llevada y buenas interpretaciones. En general diría que es una película de terror efectiva y, pese al bajo presupuesto, muy vistosa. Elementos directamente fusilados de la primera parte, sin embargo, hace que funcione peor que la primera, propiciando que el espectador sienta que ya ha estado en ese terreno con anterioridad. Pese a todo, un alivio a los que pedían un poco de coherencia en una edición poco dominado por el género puro.
19 de Octubre: The Sacrament
The Sacrament puso el broche de oro a una magnífica edición del festival. La nueva película de Ti West se presenta bajo los encantos del found footage y cuenta la historia de un grupo de periodistas de Vice que van de visita a una misteriosa comuna religiosa en Estados Unidos. Haciendo gala de una habilidad inusual para marcar el ritmo y elevar progresivamente el nivel de tensión, West firma una película tremendamente agobiante, terrorífica sin hacer uso de elementos paranormales vistos en sus trabajos previos, jugando únicamente con personajes que representan el pico más alto del fanatismo religioso. Una obra de madurez, en definitiva, que nos deja con muchas ganas de empezar a soñar con el nuevo programa de Sitges 2014.
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