miércoles, 28 de abril de 2010

Una hora (de) más en Canarias

Recuerdo cuando fui a ver El otro lado de la cama. Me gustó un montón: era una película diferente, divertida y con ritmo, tanto literal como metafórico. Pero con las películas, pasa un poco como con la comida. No puedes estar todo los días tomando pollo, por mucho que le cambies un poco el condimento. Al final, acaba cansando.

David Serrano, como chef de toda esta obra, decide apostar por un nuevo elenco de actores, la mayoría venidos de la televisión, para contar una historia de “amor y lujo”, como el mismo define. Basado en una de esas comedias americanas de los cincuentas, llenas de color, “una estética de cuento, algo retro”, y en la que los protagonistas acaban siempre felices. Y como son felices, aún cuando todo va mal, cantan. Eso sí, canciones sin el gancho de El otro lado de la cama, de las que aún cantamos y llevamos en el MP3.

Claudia (Angie Cepeda) es la principal representante de todo ese lujo. Una mujer con dinero, con marido e hijo encantadores, con una casa preciosa, su propio negocio… y su propio amante (Quim Gutiérrez). Un amante que, de repente, decide que no puede seguir con ella así y se busca a otra, a Elena (Miren Ibarguren). Una chica dulce, cariñosa y con apariencia de faltarle un hervor. Claudia, que no parece llevar muy bien lo del perder, urde un plan para recuperarle, para el cual chantajea a su hermana Mónica (Juana Acosta), encargada de engañar al pobre chico. Todos, como una familia feliz, viajan a Canarias, con la excusa de abrir un chiringuito.

La película empieza y acaba ahí. Aunque aparentemente lo anterior no es más que el punto de partida para la historia de amor y lujo, lo cierto es que su efectividad se anula al pisar Canarias. Las bromas y los puntos de humor comienzan a repetirse, las técnicas son sobreexplotadas y deja de sorprender. Puede que consciente de que la fórmula se agota poco a poco, Serrano decide incorporar elementos fantasiosos, apelando a ese realismo mágico que tanto éxito tuvo en la literatura. Algo que queda creíble en Cien Años de Soledad, pero no en Una hora más en Canarias.

Quedó claro en la rueda de prensa, sobretodo si se somete a esta a contraste con la de Habitación en Roma. No había pasión por el trabajo, no había orgullo ni había sentimiento de unidad entre el equipo. Se respiraba en el ambiente un cierto tono de pasotismo altanero (“Ahí está, si te gusta, bien. Si no, pues nada.”). No había siquiera una mínima intención de defenderla ante la prensa.

Y, si no funcionan las gracias ni tampoco las canciones, ¿qué tiene Una hora más en Canarias? Tiene que es una película fácil de ver, cansada en algunas partes, pero ligera en otras. Tiene unos primeros veinte minutos graciosos y tiene una estética muy colorista, con esa belleza bucólica que sólo puede dar un pueblecito al lado del mar.

Una hora más en Canarias se estrena el 16 de julio.

2 comentarios:

  1. Yo me quedo con esos 20 minutos graciosos y con la actuación de Quim Gutiérrez (y no es subjetivo esto ¬¬).

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  2. Perdona, había creido leer "actuación" de Quim Gutiérrez. Seguro que es un error mio y te referías a otra cosa... xD

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