Fue por culpa del azar. Hay cosas que, como la elección de una película, no debe estar supeditada a elegir el papelito oculto en la mano derecha (Fish Tank) o en la mano izquierda (Rabia). El azar puede hacer que acabemos viendo una película que, a pesar de su reconocimiento, no sea nada estimulante. Es el caso de Rabia. Biznaga de Oro a Mejor Película, Biznaga de plata a la Mejor Fotografía para Enrique Chediak, Biznaga de plata al mejor actor de reparto para Àlex Brendemühl y una Mención Especial al actor Gustavo Sánchez Parra en la decimotercera edición del Festival de Cine Español de Málaga. Dirigida por Sebastian Cordero y producida por Benicio del Toro.
Después de toda esta retahíla de premios debemos ser sinceros. Rabia vuelve a poner sobre la mesa un tema más que trillado: la inmigración. Es difícil hacer algo diferente y Rabia no lo consigue. Es una película de celos e indignación, que llevan a la rabia, que llevan a la violencia y que acaba con la muerte. Una pareja de inmigrantes que se conocen, se enamoran, follan, y cuyo componente masculino se ve indignado por las faltas de respeto y humillación hacia su novia y hacia sí mismo: “no vine a este país para que me traten peor que en el mío”.
A raíz del asesinato de su patrón, el protagonista se encierra en la casa donde limpia su novia sin que ella tenga conocimiento de ello. Se oculta como una rata en ratonera ajena. Allí empieza una tragedia sin sorpresas, predecible, vacía e incoherente. Una persona sin escapatoria, cuyo destino es la cárcel. Esa desesperación le lleva a mendigar las sobras de la comida, merodear por la casa a media noche y proteger y vigilar a su novia. Un amor imposible, una historia incoherente, planos secuencia interesantes pero que no cuentan nada…Noventa y cinco minutos de película que consiguen que el espectador se tenga que preguntar cuándo va a terminar.
Destacable es la transformación que presenta el actor protagonista Gustavo Sánchez Parra. Lástima que sea un personaje al que el espectador puede llegar a odiar. Desde el inicio comienza con actos que marcan su perfil a lo largo del resto de la película y que hace que sea casi imposible empatizar con él. De esta manera pierde interés la película y sentido el vínculo amoroso entre él y su novia.
Espero que podáis verla y comentemos qué os ha parecido.
Después de toda esta retahíla de premios debemos ser sinceros. Rabia vuelve a poner sobre la mesa un tema más que trillado: la inmigración. Es difícil hacer algo diferente y Rabia no lo consigue. Es una película de celos e indignación, que llevan a la rabia, que llevan a la violencia y que acaba con la muerte. Una pareja de inmigrantes que se conocen, se enamoran, follan, y cuyo componente masculino se ve indignado por las faltas de respeto y humillación hacia su novia y hacia sí mismo: “no vine a este país para que me traten peor que en el mío”.
A raíz del asesinato de su patrón, el protagonista se encierra en la casa donde limpia su novia sin que ella tenga conocimiento de ello. Se oculta como una rata en ratonera ajena. Allí empieza una tragedia sin sorpresas, predecible, vacía e incoherente. Una persona sin escapatoria, cuyo destino es la cárcel. Esa desesperación le lleva a mendigar las sobras de la comida, merodear por la casa a media noche y proteger y vigilar a su novia. Un amor imposible, una historia incoherente, planos secuencia interesantes pero que no cuentan nada…Noventa y cinco minutos de película que consiguen que el espectador se tenga que preguntar cuándo va a terminar.
Destacable es la transformación que presenta el actor protagonista Gustavo Sánchez Parra. Lástima que sea un personaje al que el espectador puede llegar a odiar. Desde el inicio comienza con actos que marcan su perfil a lo largo del resto de la película y que hace que sea casi imposible empatizar con él. De esta manera pierde interés la película y sentido el vínculo amoroso entre él y su novia.
Espero que podáis verla y comentemos qué os ha parecido.
Totalmente de acuerdo, un intento fallido de hacer algo interesante y una perdida de tiempo total, no hay por donde cojerlo, en ningun momento me creo la historia llena de agujeros por todas partes.
ResponderEliminarLa proxima vez no me hagas caso con mis juegos de azar!
Si Rabia no te convenció, te tranquilizo diciéndote que, realmente, el papelito de la otra mano no era tampoco nada del otro mundo.
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