Plaza Tahrir (El Cairo), foco del derrocamiento de Mubarak. |
2011 no ha sido un año cualquiera, como ningún otro, pero especialmente por lo convulso y revolucionario del mismo. Puede que haya sido una batalla perdida, pero aún no lo sabemos. Lo real, lo cierto, es que más que nunca el mundo entero ha gritado hasta desgañitarse para hacerse escuchar. Un sistema podrido que nos oprime, realidades injustas y mucha vergüenza al ser conscientes de cómo estamos destrozando esta tierra. Podemos cambiar y debemos cambiarlo. 2011 fue el inicio de este cambio y esperemos que la lucha continúe por muchos más.