GIRLS: Tu nueva serie favorita

1998. Cuatro amigas de Nueva York hablan sin tapujos sobre los beneficios e inconvenientes del sexo anal ante la mirada perpleja de los clientes de un exclusivo restaurante de la ciudad, en un claro guiño a la audiencia al otro lado del cristal que, con toda seguridad, también observa alucinada ante tamaño atrevimiento.

‘Sexo en Nueva York’ supuso un punto y aparte en la ficción televisiva al presentar  a un puñado de personajes femeninos que se atrevía a afrontar cuestiones sexuales de la manera  más explícita y natural, esquivando el insulto fácil y la mofa. ‘Girls’, catorce años después, retoma el espíritu transgresor de esa primera – y única- temporada adaptándolo a la sensibilidad de los nuevos tiempos y pasando por el filtro Judd Apatow para añadir elementos asociados a muchas de sus películas (iInfinita tristeza por esa etapa que muere y otra que nace y humor descarnado, entre otros). 

Las chicas de ‘Girls’ apenas pueden permitirse vivir en Nueva York, persiguen a tíos con los que acostarse,  piensan que todo el mundo sabe montárselo mejor que ellas, no saben combinar la ropa, hacen el ridículo y tienen pánico de coger enfermedades sexuales. El punto exacto entre contar auténticas verdades semi-biográficas y situaciones completamente absurdas e inverosímiles es lo que hacen de ‘Girls’ lo grande que es: una serie casi perfecta.

Lena Dunham, Lena Dunham y Lena Dunham

La protagonista, directora, escritora y productora de ‘Girls’ se llama Lena Dunham, tiene 26 años y apareció en la escena audiovisual cuando a sus 24 añitos creó la película 'Tiny Furniture', una pequeña joya del cine indie.

Algunos la comparan con Larry David y otros con Woody Allen y, aunque algo de ellos sí que tiene, está bastante claro que Lena Dunham se ha labrado su propio estilo y personalidad.

Dunham convierte a ‘Girls’ en una serie sarcástica, cruda en el fondo aunque divertidísima en la superficie y que cuenta la fría realidad. Todo con un toque de ironía que esconde la amargura resignada de las generaciones actuales, que no tenemos más remedio que reírnos ante lo absurdo de la vida.

¿Quién es?

Hannah es Lena Dunham y Lena Dunham es Hannah. Es obvio que Dunham, tanto en su película como en su serie, nos muestra su propia vida sin tapujos ni vergüenzas. Una joven de clase media, de familia cultureta que quiere hacerse un hueco como escritora en la gran ciudad. Cuando a sus 24 años sus papis le cortan la paga, sus trabajos como becaria no serán suficientes para sobrevivir. Con un folla-amigo de lo más peculiar y unas mejores-amigas algo inaguantables, Hannah vive con su neurosis continua y sus afán de analizar todo lo que ocurre a su alrededor.

¿Qué le hace especial?

No es una chica jovial que viaja a Nueva York a vivir su aventura como artista. Hannah es egocéntrica, pesimista, neurótica y manipuladora. No es capaz de ser económicamente independiente de sus padres porque ha nacido para ser artista. Su relación con su folla-amigo es un tanto masoquista, y eso le gusta.

Observa el mundo con una mezcla de pasotismo y burla, y aunque se queja y llora, es mucho más fuerte de lo que parece.

Sus amigas

Como buena guionista que ha demostrado ser hasta la fecha, Lenna Dunham ha creado cuatro figuras principales repletas de contradicciones y tremendamente distantes entre si. Desde el sentimiento imparable que emana de las entrañas de Jessa hasta la impostada candidez de Shoshanna encontramos un abanico de pensamientos, sentimientos y reacciones tan variados que resulta casi imposible rendirse ante la facilidad con la que la autora conecta con las verdaderas emociones de los demás, algo fundamental y muy valorado cuando hablamos de alguien que trabaja retratando personajes.

La envidia, el odio, el amor, el desencanto, la frustración, la inteligencia, la estupidez… todos estos conceptos tienen representante en el universo que Dunham ha creado para HBO, y ninguno de ellos es exclusivo de un nombre. Si por algo tiene que estar orgullosa la mítica cadena es por haber dado luz verde a una serie en la que todos los personajes resultan contradictorios y muy frecuentemente gastan sus energías en  sortear errores que ellos mismos provocan.

Jessa, incapaz de frenar la escalada de emociones. Marnie, luchando contra una inseguridad terrible que puede dañar a los demás, Shoshanna, más preocupada de que su madre se entere de que ha fumado Crack que de las propias consecuencias y Hannah, la voz de la nueva generación, tan honesta describiendo sus defectos y derrotas que resulta un soplo de aire fresco ante la avalancha de buenas intenciones y postales retocadas en las que nos vemos inmersos con asiduidad.

Sería un error profundizar en los caracteres secundarios de Girls, ya que descubrir matices tan cuidados por otra persona es, sobretodo, una injusticia. Desde aquí os animo a desgranar las pinceladas de esas cuatro jóvenes que deberán crecer como personas tras ser expulsadas de una burbuja protectora.  En una ciudad durísima que de vez en cuando las elogiará con preciosos destellos de realidad cotidiana, tan necesarios para conservar la perspectiva  y las ganas de seguir adelante.

Los chicos

Los chicos tienen su hueco en ‘Girls’, aunque no falta quien se haya quejado de su papel estúpido: nada menos que el actor James Franco en un artículo para el Huffington Post. Muy lejos de la realidad: los personajes masculinos en ‘Girls’ son también complejos, contradictorios y fascinantes.

Está Charlie, el tierno novio de Marnie, el chico perfecto para una relación que hace tiempo que está hundida, su colega el colgado-sarcástico, el artista chuleta, el exnovio gay de Hannah, el padre en crisis de los 50… Pero sin duda el segundo mejor personaje de la serie, después de Hannah, es Adam. Más un antagonista que héroe romántico, Adam es el perfecto zumbado: una mezcla entre el loco egoísta con serios problemas a la hora de relacionarse con otras personas que en cualquier momento puede hacerse una paja o mearte encima, y el perfecto dramaturgo bohemio de Nueva York, inteligente, interesante y dispuesto a hacerte sentir la persona más deseada del planeta. La relación de Hannah y Adam tiene una gran evolución en los 10 episodios de la primera temporada y mantiene alto el interés para la segunda.

Los padres

Los progenitores de Hanna son Ted y Loreen, que rondan los 50. Son profesores y han decidido dar un “último empujón” a la vida de su hija o, dicho de otra forma, dejarán de “mantenerla”. ¿Qué sería de Hanna sin el dinero de sus padres?, ¿dónde quedaría su vida independiente en Nueva York?, ¿y los cientos de condones que la salvan de una posible ETS?

Tienen una hija artista y eso sale caro. Aunque orgullosos de ello, empiezan a vivir su propia vida. Su hija lleva fuera de casa un par de años, han rehecho sus vidas y ahora empiezan a disfrutar de una segunda adolescencia. El sexo continúa a partir de los 50. Ted, el padre, es un ser dócil, patoso, bueno y fácil de manipular. Hanna se ha asegurado de eso y abusa del amor de padre. Menos mal que está Loreen, la madre, más segura y autoritaria pero igual de amorosa, que dice las cosas ‘alto y claro’ evitando que Hanna, con su gran labia, consiga hacerles cambiar de idea.

Nuestras escenas favoritas

                             

                        1.

“-No tenemos que acostarnos”

“-¿Quieres que nos acostemos?”

“-Sí, claro. Sólo que no quiero presionarte”

“-No, me gusta la presión”.

Hannah vuelve a su pueblo natal a visitar a sus padres y su antiguo mundo. Conoce a Eric, un farmacéutico de lo más tradicional que le trata bien. Pero aunque Hannah intenta duramente encajar en ese pueblo tranquilo y convencional, a la hora de acostarse con Eric, su bizarrismo y sus ganas de experimentar más allá de lo normal salen a la superficie

                                     2.

 

Ted y Loreen están disfrutando de su aniversario. Están follando en la ducha. Ted intenta levantar la pierna, se cae y acaba tirado en el suelo inconsciente. Hannah vuelve a casa y tiene que ayudar a su madre a recoger al padre desnudo del suelo y acostarle en la cama.


         3.

Marnie y Jessa salen a un bar y conocen a un ejecutivo treintañero (el majísimo Chris O’Down, de The IT Crowd) que les invita a un lujoso loft, les sirve vino y les invita a ponerse cómodas… lo que en cualquier otra serie hubiese derivado en un trío desemboca aquí en una escena increíble en la que el pobre capitalista pierde sus nervios de macho herido.

                                      4.

 

Hannah acaba de enterarse que tiene una enfermedad de transmisión sexual (Síndrome del Papiloma Humano), que Adam le ha mentido a la cara y se ha hecho el ofendido con ella y que su exnovio de la universidad es gay. Regresa a casa y abre Twitter, dispuesta a soltar toda la mierda. En cambio, tuitea: “All adventurous woman do” (refiriéndose a tener el síndrome del Papiloma Humano) y se pone a bailar por toda la habitación.


Necesitamos que salga ya la segunda temporada.




Artículo escrito a medias entre Bor, May, Debs y Eli Tuk.