viernes, 11 de junio de 2010

La Última Estación


Si nos pidieran que contáramos el argumento de La Última Estación, la última película de Michael Hoffman (basada en el libro homónimo de Jay Parini), es muy probable que todos comenzáramos diciendo que se trata de una película sobre la vida de León Tolstói. Esta definición llevaría a pensar, a todo aquel que no haya profundizado más, que nos encontramos ante un biopic del famoso escritor, algo que se demuestra erróneo desde el minuto uno de la película. La Última Estación no sólo obvia gran parte de la vida de Tolstói, al que conocemos ya mortalmente enfermo, sino que el personaje no es sino un gran secundario en su propia vida.

La definición correcta sería la de que nos encontramos ante una película de amor, un concepto tan genérico como inútil. No se trata de una película del amor al prójimo o del amor desinteresado, como pretenderían algunos. Es una historia del amor de pareja, el que ennoblece al término “amor”, el que lo dota de la intensidad, la fama y el carácter universal que le adjudicamos. Es una historia del amor después de los años, del amor cuando todo ha cambiado.

La Última Estación cuenta cómo vive Sofía, esposa de Tolstói, los últimos años de la vida de su marido. El afamado escritor, azotado por unos deseos de repartir justicia y valores al pueblo ruso, se lanza a una carrera por cambiar su estilo de vida, cediendo sus bienes a la humanidad. Sofía, arrastrada por un temor comprensible a perder su seguridad, trata desesperadamente de conmover a su marido para que recapacite. En medio de constantes discusiones y tensiones entre una pareja que oscila continuamente entre el odio y el amor, se encuentra el nuevo secretario del escritor, un joven que le admira y sigue religiosamente su mensaje. Porque La Última Estación habla, en definitiva, del fanatismo ideológico y del personal.

El amor de León y Sofía se ve maravillosamente enfrentado al del secretario, Valentin, y Masha, una joven seguidora de la doctrina de Tolstói. La profundidad de los sentimientos de la pareja más mayor convence y conmueve, especialmente puesta al contraste con las pasiones de la juventud. Una relación, la de los más jóvenes, que se ve deslucida y resulta por momentos poco creíble, incapaz de aguantar el pulso que le lanzan los más ancianos. Aunque James McAvoy y Kerry Condon firman unas interpretaciones muy respetables, carecen de la química y el empuje que Helen Mirren y Christopher Plummer (ambos nominados al Oscar por esta película) trasladan a la intimidad de su dormitorio.

Y frente al amor, se oponen los ideales, otro de los grandes tópicos literarios y cinematográficos. ¿Lo que siento o lo que pienso? La película hace su apuesta con muy poca sutileza. Los antagonistas, los ideólogos de la doctrina de Tolstói, son personajes desfigurados, crueles y simples. Por contra, aquellos que evocan el triunfo de los sentimientos son personajes complejos, intensos y con una justificación clara para sus actos: el amor. Aunque La Última Estación no cae en el error de ofrecer una moraleja inequívoca, los recursos son de una simpleza espasmosa, aunque cabe decir que son increiblemente efectivos. Bajo una capa de aparente relatividad en las intenciones, el espectador es conducido sin remedio, inclinado a simpatizar con unos y odiar a otros.

La Última Estación llega mañana a las salas españolas.

5 comentarios:

  1. Un "hurra" por la rápidez de la crítica, un "hurra" por lo conciso y un "hurra" a esa pareja de abuelitos llenos de ternura, odio y amor. Elena, te vas a enamorar profundamente de ellos!

    PD: me quedo con la escenaa del gallo!;)(ahora tendréis que verla para saber a que me refiero JA JA JA)

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  2. Teniendo en cuenta que es una crítica eterna, no sé si tomarme lo de "conciso" como recochineo...

    Coincido con Deby. Elena, estáis hechos los unos para los otros. xD

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  3. "Es una historia del amor de pareja, el que ennoblece al término “amor”, el que lo dota de la intensidad, la fama y el carácter universal que le adjudicamos."

    GLUPS.

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  4. Jaaaaaaaaaaaaaajajajajaja, estaba esperando que te quejaras por esa frase, Eli. Te juro que pensé en ti cuando estaba escribiéndola... xD

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  5. Habrá que verla pues! Cómo ya llego a España en un par de semanas, tendré que encontrar un rato para reencontrarme con los cines españoles!
    Y ya vale de discusiones sobre el amor, descreídos y amantes!!

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