El Caballero Oscuro renace: Amor y odio

Tres semanas han pasado del estreno de 'El Caballero Oscuro: La leyenda renace'. Aguanté todas mis ganas de verla para evitar aglomeración en la sala y la temida presencia de los comedores de palomitas. El esfuerzo fue en vano: allí estaban en tropel, disfrazando su ruidoso masticar con las explosiones. Aplaudieron al terminar la película. Más que una crítica, la tercera entrega de Batman se merece entrar en la sección de 'Amor y odio'.

#Amor

La película más taquillera del verano es bastante más que digna. Esto no pasa siempre. Christopher Nolan debería firmar un contrato con algún estudio que le obligase a estrenar siempre en verano, como aquel de 2010 en el que nos dedicamos a diseccionar 'Origen'. 

Las razones para amar 'El caballero oscuro: La leyenda renace' son muchas y han sido muy repetidas: la profundidad psicológica del superhéroe, su lado maldito, el ritmo vertiginoso del guión, la apariencia rabiosamente contemporánea de la película, Christian Bale y el resto del reparto...

Una película que te mantiene tan embebida en la pantalla durante casi tres horas tiene forzosamente algo muy poderoso y muy atrayente. La perla de todo es ese "renacer" del título en español, 'rises' en versión original: un verbo que significa subir, aumentar, crecer, levantarse. Un concepto que está elegantemente desarrollado a lo largo de toda la peli, que se oye una y otra vez de la boca de los personajes y que tiene un colofón final en la escalada del pozo.

¿Por qué caemos, Bruce? 

-Para aprender a levantarnos

#Odio

Teníamos al Joker de Heath Ledger en mente, y eso era algo realmente difícil de superar. Ok. Como villano Bane parece que no va a decepcionar, hasta el momento en que (Atención SPOILER) Nolan decide darnos una vuelta de guión en el climax final que resulta pobre y absurda. Estoy hablando del personaje de Marion Cotillard, su revelación como malvada es patética y está fatal explicada. 

El gran PERO de la película viene también de mano de los villanos. Obnubilados por la acción trepidante de la película, ha pasado desapercibido el tufo conservador y anti-revolucionario que desprende. Una de las frases más sonadas de la película, incluida en el tráiler, es la que susurra Catwoman al oído del multimillonario Bruce Wayne:

"Se avecina tormenta, señor Wayne. Ya pueden prepararse usted y sus amiguitos para capear el temporal, porque cuando llegue van a preguntarse como pudieron vivir con tanto y dejar tan poco para los demás."

Un perfecto retrato de los tiempos que corren: parece que a Gotham han llegado ecos de los movimientos de protesta populares, y el 99% empieza a plantearse porqué ese 1% domina el cotarro. Un 1% que, ojo, incluye al multimillonario Wayne, nuestro Batman. La primera pérfida acción a gran escala de Bane consiste en dinamitar la Bolsa, ¿os suena? El terrible mensaje que lanzan los malos no es "destruyamos a Gotham, está demasiado corrupta", ni "quememos el mundo, viva el caos y la anarquía". El lema de los villanos de esta película es "Poder para el pueblo". Glups. Esto es una película de superhéroes, y aquí no hay espacio para relativismos morales: el bueno es Batman, que se dedica a salvar a la gente, mientras que los malos son los revolucionarios que deciden acabar con la paz social y el armónico orden establecido imponiendo el terror y asesinando a quien pille por medio.

Podréis decir que es una obra de ficción que carece de reivindicaciones políticas, pero la película más vista este verano incluye una caricatura fascistoide del movimiento Occupy Wall Street, y eso es algo que da bastante bastante miedo.