martes, 25 de septiembre de 2012

60º Festival de San Sebastián: El artista y la modelo

El director Fernando Trueba y la actriz Aida Folch, en la rueda de prensa posterior al pase de 'El artista y la modelo'
La última película de Fernando Trueba, como se suele decir, no deja a nadie indiferente. 'El artista y la modelo' es una película despojada de todo elemento decorativo, exhibida en blanco y negro y sin música que hace que te concentres de forma permanente en los personajes y sus relaciones. Es decir, es una apuesta "arriesgada". Sin embargo, ya se sabe que quien juega con fuego, a veces se quema y, en mi caso, no es que se haya quemado, es que ha hecho arder toda la sala de cine.


El actor Jean Rochefort
'El artista y la modelo' es una película pretenciosa que, a pesar de tener un elenco de lujo, cuenta una historia que ya hemos visto: la crisis creativa de un artista al final de su vida que encuentra la inspiración en una joven de pueblo que accede a posar desnuda para él, todo ello con la Segunda Guerra Mundial de fondo. En palabras del director en rueda de prensa, el escultor (interpretado por un impresionante Jean Rochefort que se come la película) "está en una gran depresión ya que ha visto la Primera Guerra Mundial y no creía que la humanidad fuera a vivir otra vez algo así. Vive en la Francia ocupada y ha perdido la esperanza y la confianza".

"Ciudades bombardeadas y almendros en flor" es la frase con la que, el director, en palabras del artista en la ficción, define lo que está sucediendo en la vida del anciano al encontrarse con la modelo que devuelve la razón de ser a su vida vacía.

La actriz Claudia Cardinale con su elegancia natural
Sin embargo, durante la película, en ningún momento se llega a entender esa depresión, ni el porqué de la tristeza del anciano. Se le ve en una casa tranquila, paseando por el campo, sentado tranquilamente en un café y con una mujer que le quiere y le admira (interpretada por Claudia Cardinale que mantiene la belleza y elegancia que la convirtieron en un mito de los años 60). Tampoco se entiende la relación entre el artista y la modelo (Aida Folch) que le devuelve "un momento de plenitud inesperado en su vida", según Fernando Trueba, pero en la que no se ve la evolución de la apatía, a la simpatía y después al "amor" (que cada uno entienda ese amor como quiera).

La película, además, trata de poner el tono profundo y filosófico con el trasfondo de la guerra lo que da pie para introducir la militancia política de la joven, reflejada en los tres arañazos de sus piernas, el amor juvenil que llega de la mano de un intelectual comunista y las conversaciones sobre las dos razones que demuestran la existencia de Dios: "el cuerpo de la mujer y el aceite de oliva". La pregunta sobre esta frase, en rueda de prensa, permitió que Aida Folch diera el titular: "Para Fernando, Dios es Billy Wilder, para mi, Dios es Fernando".

Tratando de abarcar demasiado y de sugerir demasiadas sensaciones al espectador con una bonita fotografía en blanco y negro de la cara de un artista anciano que mira con atención el cuerpo desnudo de una modelo, la película se escapa entre los dedos y se queda en eso: un anciano mirando con atención el cuerpo desnudo de una modelo, sin más.

El toque humorístico lo pone la mítica Chus Lampreave, en un papel de "criada" tradicional y adorable de la familia que sólo puede hacer ella. Al ser preguntada en la rueda de prensa cómo consigue que todo el mundo se ría en la primera frase, la actriz respondía: "Hablando mal en francés", lo que hizo que, de nuevo, todo el mundo se echara a reir con su intervención. 4/10

Un icono del cine español: Chus Lampreave


3 comentarios:

  1. Chus no estaba muerta? Pensé que la última película que había realizado era "Madrid, te quiero" xD

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    1. jajajaja!yo tb lo pensaba,pero bueno, siempre tendremos una unión con Chus!

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  2. ví el trailer en el cine y sí, tenía tooooda la pinta de peñazo pretencioso. No matemos a Chus, que es adorable!!!!

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