lunes, 1 de marzo de 2010

Tiana y el sapo

Como fan de los clásicos de Disney, aquellos con los que hemos crecido varias generaciones, tengo que reconocer que este viaje al pasado me ha decepcionado un poco. Tiana y el sapo tiene todos esos elementos que hicieron grandes a las películas de la factoría: una buena animación en 2-D, un príncipe, una princesa, secundarios graciosos, canciones moviditas, canciones lentas, un malo maloso y un final feliz. A pesar de todo, el resultado final resulta descolorido.

Tiana nunca llega a alcanzar ese grado de aventurera soñadora al que nos tenían acostumbrados princesas clásicas como Ariel o Bella. Y el príncipe… el príncipe es un bufón, un vago y narcisista que se reconvierte en el momento en que ya le odiábamos profundamente. Nada que ver con el carisma a raudales de Aladdín. El malo tampoco termina de llegar a enganchar, me recordó un poco a Jafar o Rasputín pero sin el halo de majestad del primero, ni el verdadero poder de las tinieblas del segundo. Los secundarios puede que si tengan algo más de gancho, no el cocodrilo (que es una copia del oso bailarín del libro de la selva), pero sí la pequeña luciérnaga de ojos saltones. Es taaaan majah. En cuanto a las canciones, el toque de Jazz ayuda a enganchar,. Todas tienen ritmo, pero al menos en su versión española no parece que ninguna vaya a quedar para el recuerdo. Para la próxima, si es que se animan, deberían recuperar a Alan Menken. Ese compositor sí que era un genio (BSO de Aladdín, La Bella y la Bestia, La Sirenita, Pocahontas...). Lo que sí me ha gustado, y mucho, es que se hayan decidido a ambientar la película en Nueva Orleans. Siempre me gustó el halo místico de esta ciudad, inspiración para tantas películas y libros.

En fin que la historia se deja ver. Rompe con algunos tópicos de los cuentos clásicos al hilo del camino abierto por Shreck, pero no tiene la magia de unos personajes que enamoren. Quizás es que a mí ya me ha pillado un poco tarde, y no tiene para salvarse ese filtro de mi niñez con el que veo las pelis clásicas, pero no ha conseguido ni siquiera despertarme el gusanillo de la nostalgia. Tiana y el sapo se queda en un intento por parte de Disney de ser lo que un día fue.

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