Frankenweenie, o cómo volver a los brazos de Tim Burton

Hagamos un ejercicio de memoria histórica, toda la memoria histórica que puede contener un blog como este. Hace cinco meses y unos diez días publicábamos la crítica de Sombras Tenebrosas. El título era 'Requiem por el talento de Tim Burton', y como podéis imaginar, no hubo piedad. 

Falta de imaginación, autoplagio y haberle vendido su alma al diablo a la taquilla fueron sus mayores pecados. Y ahora, a cinco meses y poco de aquel infausto estreno, viene con otra película bajo del brazo. Y no es un proyecto cualquiera: es el remake de 'Frankenweenie', aquel corto que rodó en 1984 y por el que le echaron de Disney.

Mi parte favorita de la historia es que después de haber sido acusado de autoplagio y de vendido, viene el bueno de Burton y rehace un proyecto anterior con la compañía que le despidió por manirroto y por raro. Y llena el mundo de merchandising, triunfa en taquilla y se ríe malévolamente de todo en su mansión con túneles de Primrose Hill.

La cuestión es, ¿seguimos enfadadas con Tim Burton? Yo no. He aprendido a tomármelo tan en serio como a su parodia de la Hora Chanante, sí. Pero no hay rencor: 'Frankenweenie' es una buena reconciliación. ¿Por qué? Bueno, es stop motion, es blanco y negro, es un niño que rueda películas de monstruos y consigue resucitar a su perro. Es la película infantil que arrastra a los adultos al cine. Contar más sería arruinar la sorpresa. Si guardas una relación de amor/odio con Tim Burton, esta no te la pierdas, es preciosa. 7

PS. ¿Se dará alguna vez por vencida la industria con la porquería del 3-D? Es molesto, ridículo y no aporta nada (más dinero por las entradas, se entiende).