Esta es la historia de un chaval que siempre iba a cuestas con su cámara de fotos. Un día decidió entrar a un bar, se sentó junto a la barra y con un gesto pidió una copa. Mientras bebía vio a un joven tocando la trompeta sobre el escenario. Sacó la cámara y disparó un par de fotos. Así fue durante un largo tiempo. A donde iba el joven trompetista iban él y su cámara.
Así nació su amistad. Él fotografiaba y el joven de la trompeta se dejaba. Al cabo de un tiempo se presentaron, probablemente tomaron unas copas y, en poco tiempo, se hicieron famosos. El joven de la trompeta es Chet Baker (aclamado como uno de los mejores trompetistas de la historia del jazz) y su fotógrafo, el inconfundible Bruce Weber. Una relación que perduró hasta mayo de 1988 fecha en que Chet Baker murió.
Meses antes Bruce W. comenzó el rodaje de este documental musical, su último legado. A muchos os parecerá algo lento, pero a mi me ha encantado. Las entrevistas de las personas que formaron parte de su vida están llenas de anécdotas que, como poco, te hacen esbozar una sonrisa. La música es genial (que conste que es la primera vez que le escuchaba), las fotografías son de esas que te hacen querer haber pertenecido a otra época y, por supuesto, no falta esa ristra de mujeres en las que fue dejando huella, oírlas hablar de él, de sus celos y envidias entre ellas y de la enorme fascinación que sentían cuando estaban junto a él son parte imprescindible de esta pequeña muestra de la vida de Chet Baker.
Meses antes Bruce W. comenzó el rodaje de este documental musical, su último legado. A muchos os parecerá algo lento, pero a mi me ha encantado. Las entrevistas de las personas que formaron parte de su vida están llenas de anécdotas que, como poco, te hacen esbozar una sonrisa. La música es genial (que conste que es la primera vez que le escuchaba), las fotografías son de esas que te hacen querer haber pertenecido a otra época y, por supuesto, no falta esa ristra de mujeres en las que fue dejando huella, oírlas hablar de él, de sus celos y envidias entre ellas y de la enorme fascinación que sentían cuando estaban junto a él son parte imprescindible de esta pequeña muestra de la vida de Chet Baker.
Debs, ¿tienes el documental? ¿Cómo lo has visto? Me encantaría verlo.
ResponderEliminarMe parece una entrada preciosa.
Un beso
Aún no lo tengo pero lo acaban de reeditar estas navidades junto a un libro con fotografías de Bruce Weber y un disco con la música de Chet Baker. Pensaba adquirirlo en breves. Luego te lo presto ajjaja.
ResponderEliminarlas fotos son increíbles, yo también quiero que me lo pases!
ResponderEliminar