Los aplausos recibidos al finalizar la película demuestran que Julio Medem ha regresado. Tras la penosa obra de Caótica Ana, el director vuelve a conmover al público con su adaptación de la película chilena, En la Cama. Un remake que sólo le sirve como excusa para poder darle la vuelta y crear una historia totalmente nueva e incluso mejor que la original.
La premisa inicial es el encuentro en una habitación de hotel de una pareja de amantes durante una noche entera. Medem decide cambiar a sus personajes protagonistas, hombre y mujer en el original, por dos jóvenes féminas, por lo que la narración ya se transforma en algo completamente diferente, con situaciones y emociones distintas.
Alba, española que tiene que volver a su país al día siguiente, y Natasha, también con billete de regreso a su Rusia natal, coinciden en un bar y deciden prolongar la noche en una habitación de hotel. Algo que empieza como intrascendente y superfluo se convierte en poco tiempo en el fundamento que puede cambiar sus vidas.
Alba, la joven con fuerte personalidad y atractivo, es la que acaba arrastrando a Natasha, más frágil y vulnerable, a su cama. Unas mujeres que acabarán transformándose y evolucionado hacia lugares que ni ellas mismas esperaban. La fuerte se debilitará y la frágil tomará el control.
El lugar del encuentro de la pareja, Roma, no está elegido al azar, pues el film está repleto de referencias históricas y mitológicas que le dan a la historia un aire místico y que permiten a Medem introducir elementos oníricos e imaginativos tan de su estilo.
A su vez, la habitación del hotel, único lugar en el que se desarrolla la acción, se convierte en el refugio de las amantes, donde se quedarán guardados sus secretos y confesiones. Secretos que se convertirán en leyendas, como aquellas de los cuadros clásicos que cuelgan de las paredes de la habitación.
La historia transcurre durante la noche de San Juan, la noche más corta del año, por lo que las protagonistas quieren exprimirla y alargarla al máximo. Unas horas que servirán para conocerse y sentir cosas que nunca habían sentido. Una noche breve que les hace replantearse toda su vida. Unas horas de lágrimas, sexo, confidencias, ternura e incluso amor. Un amor intenso y fugaz, casi celestial. La sexualidad, puramente carnal en un principio, se transforma en vehículo de comunicación y de entendimiento mutuo.
El ritmo lento y fantasioso queda marcado por los movimientos de cámara, que siguen pausadamente a los personajes. La cámara no sale de la habitación en ningún momento, como si de la encargada de guardar el secreto se tratara, observa distante en el exterior y se acerca a ellas cuando se encuentran protegidas por las cuatro paredes.
La banda sonora, basada en la canción Loving Strangers de Russian Red y la música de Jocelyn Pook, que recuerda a la famosa melodía de Deseando Amar, se repite continuamente para marcar con fuerza los momentos clave y convertirse en las canciones de los personajes y sólo de ellos.
Los encuadres creados recuerdan a las pinturas del romanticismo, con los cuerpos desnudos de ellas en la oscuridad de la habitación. Una fotografía escrupulosamente estudiada para realizar un lienzo con cada uno de los planos, remarcando así el aire de fábula.
Ese estilo místico se rompe con la realidad de los personajes, con aquello que les espera fuera de su refugio. Incluso las propias mujeres juegan con esa dicotomía entre realidad y ficción, inventando sus propias vidas.
Gracias a los magníficos diálogos y a la interpretación de las actrices, sobre todo de Elena Anaya en su papel de Alba, se construye un universo tanto acogedor como claustrofóbico por el poco tiempo que les queda juntas. Una historia sostenida por la atracción, tanto física como mental, que las hace dudar si dejarlo todo la una por la otra o recordar que siempre les quedará una habitación en Roma.
La premisa inicial es el encuentro en una habitación de hotel de una pareja de amantes durante una noche entera. Medem decide cambiar a sus personajes protagonistas, hombre y mujer en el original, por dos jóvenes féminas, por lo que la narración ya se transforma en algo completamente diferente, con situaciones y emociones distintas.
Alba, española que tiene que volver a su país al día siguiente, y Natasha, también con billete de regreso a su Rusia natal, coinciden en un bar y deciden prolongar la noche en una habitación de hotel. Algo que empieza como intrascendente y superfluo se convierte en poco tiempo en el fundamento que puede cambiar sus vidas.
Alba, la joven con fuerte personalidad y atractivo, es la que acaba arrastrando a Natasha, más frágil y vulnerable, a su cama. Unas mujeres que acabarán transformándose y evolucionado hacia lugares que ni ellas mismas esperaban. La fuerte se debilitará y la frágil tomará el control.
El lugar del encuentro de la pareja, Roma, no está elegido al azar, pues el film está repleto de referencias históricas y mitológicas que le dan a la historia un aire místico y que permiten a Medem introducir elementos oníricos e imaginativos tan de su estilo.
A su vez, la habitación del hotel, único lugar en el que se desarrolla la acción, se convierte en el refugio de las amantes, donde se quedarán guardados sus secretos y confesiones. Secretos que se convertirán en leyendas, como aquellas de los cuadros clásicos que cuelgan de las paredes de la habitación.
La historia transcurre durante la noche de San Juan, la noche más corta del año, por lo que las protagonistas quieren exprimirla y alargarla al máximo. Unas horas que servirán para conocerse y sentir cosas que nunca habían sentido. Una noche breve que les hace replantearse toda su vida. Unas horas de lágrimas, sexo, confidencias, ternura e incluso amor. Un amor intenso y fugaz, casi celestial. La sexualidad, puramente carnal en un principio, se transforma en vehículo de comunicación y de entendimiento mutuo.
El ritmo lento y fantasioso queda marcado por los movimientos de cámara, que siguen pausadamente a los personajes. La cámara no sale de la habitación en ningún momento, como si de la encargada de guardar el secreto se tratara, observa distante en el exterior y se acerca a ellas cuando se encuentran protegidas por las cuatro paredes.
La banda sonora, basada en la canción Loving Strangers de Russian Red y la música de Jocelyn Pook, que recuerda a la famosa melodía de Deseando Amar, se repite continuamente para marcar con fuerza los momentos clave y convertirse en las canciones de los personajes y sólo de ellos.
Los encuadres creados recuerdan a las pinturas del romanticismo, con los cuerpos desnudos de ellas en la oscuridad de la habitación. Una fotografía escrupulosamente estudiada para realizar un lienzo con cada uno de los planos, remarcando así el aire de fábula.
Ese estilo místico se rompe con la realidad de los personajes, con aquello que les espera fuera de su refugio. Incluso las propias mujeres juegan con esa dicotomía entre realidad y ficción, inventando sus propias vidas.
Gracias a los magníficos diálogos y a la interpretación de las actrices, sobre todo de Elena Anaya en su papel de Alba, se construye un universo tanto acogedor como claustrofóbico por el poco tiempo que les queda juntas. Una historia sostenida por la atracción, tanto física como mental, que las hace dudar si dejarlo todo la una por la otra o recordar que siempre les quedará una habitación en Roma.
Una crítica muy buena, sí señor.
ResponderEliminarMe gusta sobretodo eso de "secretos que se convertirán en leyendas, como aquellas de los cuadros clásicos que cuelgan de las paredes de la habitación." Muy bien resumido.
"Y tú, ¿cuándo te hiciste mujer?" ;) Genial la crítica.
ResponderEliminarYo le tengo algo de mania a este director, pero me ha picado la curiosidad, a ver que tal.
ResponderEliminarSeñoritas alguien ha puesto un comentario con mi nombre y no he sido yo. Hay algun otro Sergiopr?
ResponderEliminarOstras, he sido yop! (Deby) jajajaj Creo que te metiste en mi cuenta cuando estuviste en mi ordenador...
ResponderEliminarJaaaaaaaaajajjajajaja, vale, creo que acabo de pillar lo de "Y tú, cómo te hiciste mujer?". xD
ResponderEliminarQue crack Debora...
ResponderEliminarHe leído en una crítica de por ahí este comentario y me ha hecho gracia xq creo q es verdad. Se me olvidó poner las cosas negativas de la peli, entre ellas esta:
ResponderEliminar"El anuncio del mejor orgasmo de sus vidas acaba siendo dos corriditas con las manos y un 69. Ninguna de las escenas de sexo muestra esa pasión extrema que tanto prometen. Sensibilidad y caricias, sí pero… qué lástima si esa ha sido, como dicen ellas, su mejor experiencia sexual… "