viernes, 1 de octubre de 2010

Buried


Buried (Enterrado), la nueva película de Rodrigo Cortés, se estrena hoy en las salas de cine de nuestro país como una de las apuestas más originales y revolucionarias en esa gran amalgama que es el género del suspense. Acostumbrados como estamos a esas trepidantes investigaciones por resolver los misterios, todas ellas acompañadas de peligros acechando en cada esquina, que la trama de Buried se desarrolle entre las seis paredes de un ataúd despierta nuestra curiosidad.

Paul Conroy se despierta en una caja, con apenas espacio para moverse. En esos primeros momentos de angustia y desconcierto descubre, al mismo tiempo que el espectador, lo que va a ser su futuro: una lucha contra el reloj y, especialmente, una lucha contra sí mismo. Porque el oxígeno se acaba y su única ayuda es un teléfono móvil con una batería también limitada.

No hace falta señalar la complejidad que entraña una película como esta, narrada en tiempo real, con un único personaje y un único espacio. La regla de las tres unidades llevada a sus extremos. A la fuerza interpretativa de Ryan Reinolds hay que sumarle la brillante fotografía de Eduard Grau, que explota al máximo las escasas posibilidades de una caja, un mechero y una linterna. Mención aparte merecen también los créditos. Quizá lo que le falle al film sea precisamente esa insistencia por hacer de esta historia un pico constante de tensión, a veces de forma un poco forzada. La música, clave para encauzar esta sensación, no deja tregua y el guión, en el que lo mejor es la trama que subyace (totalmente verosímil y creíble), padece de un exceso de “situaciones límite”.

Rodrigo Cortés es uno de esos directores que no necesitan la evidencia para que sus críticas calen entre el público. Si ya en Concursante presentaba el doble juego de los bancos y las incoherencias de la economía a escala doméstica, en Enterrado logra acercarse al espectador a través de una historia que no le puede ser más desconocida. Tal y como él mismo señaló en la rueda de prensa, la empatía con el personaje de Paul no llega porque la historia evoque viejas vivencias de los espectadores. No abundan entre la audiencia los que en otro tiempo fueron enterrados vivos. Buried, sin embargo, si logra que el público comparta la impotencia de Conroy cuando llama y le ponen en espera o cuando una operadora responde a su insistente plegaria con un “perdone, no le he entendido, repita el motivo de su llamada”. “Todos hemos intentado alguna vez cambiarnos de compañía telefónica”, señaló Cortés en la rueda de prensa, resumiendo así la principal crítica del film. Una forma inteligente, diferente e incluso extrema de recalcar ese dicho de “las cosas de palacio van despacio”.

4 comentarios:

  1. Tengo muchas ganas de verla, en todos lados la ponen demasiado bien y eso puede llevarme a llevarme un chasco, pero solamente por lo imnovador de la peli me acercaré a verla.
    Gran critica Bea.

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  2. Acabo de ver una entrevista a Rodrigo Cortés en CNN y... ¡coño, qué bien habla el tío!

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  3. Me recuerda mucho a ese capítulo doble de CSI que dirigió Tarantino... tengo ganas de verla, tiene muy buena pinta. Espero que luego no me tenga despierta por las noches un mes jajajaja

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  4. A mi me molaría verla también pero tengo miedo de que me de un paro cardiaco y yo sea la enterrada de verdad porque... menuda pesadilla lo de ser enterrado vivo!!
    Me angustié hasta con Kill Bill y mira que sabía que hay una segunda parte!!
    Jajaja

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