Cowboy Bebop

Hoy en día es un hecho el incremento de la calidad de las series frente a la industria decadente del cine. Hace unos años sería un autentico sacrilegio comparar una serie de televisión con clásicos del cine, igual que cuando apareció la fotografía era tratada como un arte menor frente a los amantes de la pintura. El tiempo pone cada cosa en su sitio, aunque siempre es difícil tener una mente abierta y no caer en los tópicos y estereotipos que gobiernan nuestra sociedad. El anime y el manga están en ese lento proceso de irse haciendo hueco en occidente entre el gran público. No lo tienen fácil, pues su peor enemigo son ellos mismos, debido a su falta de calidad de obras y saturación de ideas, que los convierten en un género estancado y repetitivo. Sin embargo hay obras que merecen la pena, pequeñas islas de luz que son tocadas con una genialidad artística que no puede plasmarse en ningún otro género y que dentro de muchos años todo el mundo admirará como las obras de arte que son. Mi favorita sin duda es Cowboy Bebop.

Casi todas las obras de anime son adaptaciones que pasan del manga a manos de algún gran estudio de animación japonés. Cowboy Bebop se aleja del resto de obras niponas, y su creador Shinichiro Watanabe crea 26 sesiones en las que narrar su increíble historia directamente como animación. Este dato es importante por que permite al autor dar una lógica a cada uno de los episodios en los que crear un ritmo argumental dinámico y heterogéneo que hace que no sepamos con que historia ni estilo nos vamos a encontrar en el siguiente capítulo.

La serie nos traslada a un futuro donde la humanidad vive en colonias por todo el sistema solar, y viaja por el espacio en naves espaciales, herencia directa de las novelas de Asimov o de Blade Runner, sin embargo la estética no es futurista, todo lo contrario tiene un aire retro de los años 70, con toques de country, blues pero sobre todo de jazz, lo que hace que a pesar de ubicarnos en un asteroide parezca que estemos mas bien en Nueva Orleáns. Esta herencia musical directa en la estética es el punto de enlace con uno de los factores fuertes de la serie, la música. Compuesta por Yoko Kanno, no se podría entender Cowboy Bebop sin su espectacular banda sonora, esta encaja perfectamente en cada momento que aparece, haciendo bailar naves espaciales de la mano de alegres ritmos de jazz, o introduciendo baladas y piezas claves cantadas por Yoko Kanno en los momentos más dramáticos de la historia. Simplemente espectacular, realmente merece la pena ver la serie para apreciar las fusiones y mezclas tan geniales que se logra con la música y la ambientación.



Pero todo esto se queda en anécdota frente al corazón de la serie, que son sus personajes y su historia. Personajes llenos de alma y personalidad, da igual que salgan del lápiz de alguien y lo que estés viendo sean dibujos, realmente existen y te los crees, sobre todo el protagonista y centro de toda la serie, Spike Spiegel, un cazarrecompensas que se dedica a atrapar a personas en busca y captura, un oficio que requiere ser frío y sin remordimientos, el egoísmo como forma de supervivencia, por eso sorprende que cuando la situación lo permita se destape como un defensor de las causas perdidas. Además en pequeñas gotas que la historia nos va soltando inteligentemente, vamos descubriendo que esconde un pasado oscuro del que lleva mucho tiempo huyendo y que tarde o temprano acabara dándole caza y que formará el eje argumental de la historia.
En segundo plano aparecen sus compañeros de nave, la Bebop, que aportarán un crisol de personalidades y tendrán su espacio para desarrollar sus historias personales a lo largo de la serie.

"No pretendo morir Faye, sino averiguar si estoy realmente vivo, o si ya he muerto"
- Spike Spiegel

Sin embargo esa maravillosa historia tarda en arrancar, floreciendo poco a poco. Y a lo largo de 26 capítulos da tiempo para incluir historias secundarias ajenas a los protagonistas que marcan un estilo mucho más humorístico y menos adulto y que se aproxima más a los tópicos del anime. Da igual, en compensación tenemos unos capítulos finales dignos de un genio, donde nos sumergimos en una espiral de acontecimientos que nos planta en el clímax final, para crear lo que personalmente creo que puede ser el mejor final visto en mi vida, ese final que toda película, libro o serie querría para si misma, que nos deja plantado en el asiento y nos hace mantener en la retina las escenas una y otra vez. A conciencia de nuevo Yoko Kanno reserva su mejor canción para este momento, no importa cuantas veces se repita, su trabajo es soberbio.

Así que ya sabéis si estáis dispuestos a abrir vuestra mente y dar una oportunidad a la fabulosa obra de Shinichiro Watanabe posiblemente os llevéis una muy grata sorpresa, además yo no tardaría mucho ya que Hollywood amenaza con destrozar la serie a manos de Keanu Reeves. Mientras tanto: Hasta la vista cowboy del espacio.