Las películas de animación desde hace algunos años han comenzado a ser objeto de devoción de los adultos. Desde que Pixar llevó a la pantalla historias como la de Nemo y Wall-e la animación ha tomado un nuevo rumbo. Películas en las que los mayores de la casa disfrutan mucho más que los niños y niñas. Y El Ilusionista es otra de esas películas de animación dirigida especialmente a un público adulto.
Sylvain Chomet ha sido el encargado de llevar a la pantalla la historia de ‘El Ilusionista’. Siempre dedicado a la escritura y la animación, se dio a conocer primeramente por sus novelas gráficas y en la década de los 90 empezó en el mundo audiovisual de la mano de La vieille dame et les pigeons y más tarde con la conocida Bienvenidos a Belleville. Tras participar en Paris, je t’aime regresa a la animación con ‘El Ilusionista’.
Es la historia de un hombre que trabaja en el mundo del espectáculo, un mundo complicado, mal pagado y muy vocacional. Una vida nómada en busca de un público dispuesto a disfrutar con su magia que le llevará a Londres y Edimburgo. Finalmente, en Escocia, conoce a Alice. Una joven humilde e inocente que le hará compañía y le dará esperanza al ver que aún puede hacer feliz a las personas a través de su trabajo.
Londres 1959 |
El Ilusionista, un hombre mayor y que percibe la decadencia de su profesión, encuentra en Alice la manera de luchar por mantenerse activo. Pasará por trabajos de todo tipo para poder ofrecer a su nueva compañera todo lo que desee hasta descubrir que su ‘magia’ no está hecha para un mundo centrado en el consumo y el bienestar. Las salas cada vez están más vacías, los artistas pierden su reconocimiento y viven con lo justo para soportar el día a día.
Alice se ha convertido en lo que quería (Edimburgo). |
Pero también hay personajes que consiguen amenizar semejante dramón: un cantante al estilo Elvis, pero en rubio, por el que las jovencitas se vuelven locas y que demuestra la locura del artista arriba del escenario y, el gran ‘escocés’ que invita al Ilusionista a asistir a un pub en la zona rural escocesa (donde conoce a Alice) que consigue que en cada una de sus apariciones el espectador dibuje una sonrisa: culpa del alcohol, su faldita a cuadros y su actitud simpaticona.
Una historia triste, bella y muy tierna que desde luego no es recomendable para niños. Así que, véanla, saquen sus conclusiones y comenten.
Gran bofetón final el de la película!Cuando acabó sólo quería que ningún niño hubiese en la sala ( y sí había)...Eimburgo sale perfecto, igual salí más triste por eso :_(
ResponderEliminarcomo la ví con algo de fiebre, me dio una impresión algo rara. Me gustó mogollón el estilo de los dibujos, tanto, que a veces me despistaba de la historia. El final me parece demasiado gore en relación a todo lo de antes, aunque yo cuando lo pasé realmente mal fue cuando parecía que se iban a comer al conejo :P
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