Personajes: Viggo Mortensen y yo

Todo el mundo tiene un amor de pantalla, y cabría preguntarse si lo eligió una, o si no tuvo otra elección. En mi caso, la cosa estaba clara. Era el año 2001, y en el inicio de la fiebre ESDLA ('El Señor de los Anillos', para los no iniciados) las miradas iban hacia Légolas, un elfo de horrorosa melena rubio platino interpretado por un desconocido Orlando Bloom. Pero en el reparto, casi absolutamente masculino, despuntaba otra promesa: Viggo Mortensen tenía 43 años, un montón de papeles como secundario a sus espaldas, y el aura perfecta para ser el guerrero Aragorn. 

Misterioso y esquivo como Trancos, vagamundo como Dunedai, y majestuoso como el Rey de Gondor, Aragorn era un personaje clave en la saga de Tolkien que se convirtió en un talismán en la carrera de Viggo. Guapo hasta morir, y extremadamente popular entre el equipo de la película, su nombre se catapultó a la fama mundial con la trilogía del anillo. Y años después, ha conseguido sobrevivir a las superproducciones con una carrera sólida como actor trabajando con realizadores como David Cronenberg, Ed Harris y Agustín Díaz-Yanes.

Viggo Mortensen, de padre danés y madre estadounidense, nació en Nueva York en 1948. Se pasó la infancia entre Dinamarca, Venezuela y Argentina. En el batiburrillo de lenguas y lugares le cogió el gusto a la vida errante, y como buen bohemio comenzó una carrera artística que no entiende de disciplinas: pintor, fotógrafo, músico y poeta. Lo de ser actor fue lo que acabó por darle de comer, aunque no tuvo una carrera prometedora en sus inicios: la fama le alcanzó en la madurez, y eso es algo que siempre ha estado presente en su carrera. Nunca ha interpretado al galán romántico ni al héroe jovencito.

Los personajes de Viggo son hombres maduros en algún tipo de búsqueda desesperada. Puede ser su lugar como líder ('El Retorno del Rey') , un futuro habitable ('The Road') o una oportunidad de dejar el pasado atrás ('Una historia de violencia'). En cualquier caso, son tipos atormentados y que rechazan la belleza de lo inmediato. 


Y luego está lo de Alatriste. Un personaje que le cautivó de inmediato y le sumó a una superproducción española con todo lo peor del cine histórico. El buen reparto no pudo levantar un guión abocado al desastre. Todo el mundo se rió entonces de la voz del Capitán, que no fue sino un intento del actor extranjero de apropiarse del triste pero heroico Alatriste, y darle una dignidad caída por los suelos. No fue acertado, pero lo cortés no quita lo valiente.




Viggo Mortensen está ahora en Madrid, en el mismo Legazpi, presentando 'Purgatorio', con Carmen Elías. Acaba de volver a trabajar con David Cronenberg haciendo de Freud, acompañado de Michael Fessbender y Keira Knightley. Es un actor, no una estrella, y por eso está aquí mismo sobre las tablas de un escenario reviviendo el perdón y el castigo eterno cada noche en el Matadero. Hagánse un favor y no se lo pierdan.