15ª Festival de cine de Málaga

'A puerta fría', los vendedores y los vendidos

Los actores de   'A Puerta Fría' acompañando a el directo Xavi Puebla situado en el centro de la fotografía.

Una feria de electrodomésticos en un hotel. Mayoristas y compradores recluidos en un fin de semana. Esta escena de lo más banal y cotidiana se convierte en una película muy interesante, donde las bajezas humanas se ponen en relieve en este negocio capitalista donde solo vales lo que vendes.  Esto es 'A puerta fría'.

Xavi Puebla dando instrucciones a
Antonio Dechent en el rodaje de la película

No es la primera vez que el cine recoge la historia de ese vendedor que fue número uno de la empresa, pero que queda relegado según va cumpliendo años repitiendo aquello de "el negocio ya no es lo que era" en alguna escena.
Esta vez, una de las diferencias, la marca la estupenda interpretación de Antonio Dechent. Un clásico perdedor que ya ha pasado sus días de gloria y que intenta agarrarse un poco más a su profesión, reclamando ahora en su última etapa un humanismo y empatía a una empresa que nunca lo ha mostrado.
Los matices de la decadencia y los detalles de su desesperación son apreciables en las escenas que transcurren en el bar. La antítesis de esta situación se muestra con María Valverde, una joven azafata que ayudará, al principio a cambio de dinero y después de una forma más desinteresada, a Dechent a conseguir a un cliente de EE.UU., que no puede localizar ni entender por el idioma. Este cliente, no será otro que Nick Nolte. 

Nick Nolte y María Valverde en una escena del film

Estos tres personajes irán configurando un triángulo sobre el que se sostendrá la película y que desembocará en una escena final en la que contendrás el aliento y donde parecerá que se ha paralizado el mundo a través de los silencios y miradas que se dedicarán los tres personajes. Salimos felices del cine, con la satisfacción de haber visto una de las grandes películas des festival. Y aquí acaba la crítica, pero no todo lo que tenemos que decir de la película.


Nota: 8

RUEDA DE PRENSA 
Y UN POQUITO DE SPOILER

María Valverde

Xavi Puebla es el director de la película, él y el resto de actores (sin la presencia de María Valverde) se personaron ante la prensa como es común tras el visionado de la película.
Las preguntas se fueron sucediendo hasta que llegó una cuestión sobre el personaje que interpreta María Valverde, Inés y las decisiones que toma en la pantalla. Para poneros en antecedentes os hablaré un poquito como se va desarrollando este personaje en la película.
Ella comienza como una joven azafata y poco a poco se irá desgranando como una pequeña "Lolita", que se escapó a temprana edad de casa y que ha ido de hombre en hombre, mucho mayores que ella, y que al parecer se han ido aprovechando de la chica. Al final de la película (aquí viene el spoiler) cometerá un acto, que podríamos considerar sin problemas, degradante para la mujer.
En una película donde las ruinas humanas se ponen de manifiesto, es entendible esta decisión. El problema vino cuando Xavi Puebla defendió este juicio, definiéndole como "un acto de amor". Mi reflexión posterior  sobre el personaje de Inés, cambió.
El director no nos explica y no nos muestra como se siente este personaje. Pasa de puntillas convirtiéndola en un objeto deseado para el espectador. ¿Cómo se siente Inés?Parece que ni al público ni al director le importa, aunque sea el personaje clave de la trama.
Desde una perspectiva de género, aún queda mucho para que los personajes femeninos sean tratados como los personajes masculinos. Siempre somos o trabas o premios para los hombres. A veces solo aparecen para el placer del espectador, sin más motivo para la historia. Hay que hacer un esfuerzo extra en muchas ocasiones para saber cómo se sienten. Y en otras ocasiones, como esta, toman ciertos caminos "por amor", que no les hacen ningún bien y el defenderlo públicamente no hace ningún favor a la mujer como sujeto de derechos en la vida real.
Basta de personajes femeninos que toman decisiones a favor de los hombres y en contra de ellas. Basta de una sociedad espectadora que ve normal y elogiables estas decisiones.