Una mirada atras: vuelven los X-Men

Ser amante de los comics de Marvel es una vocación complicada, especialmente desde que Marvel Pictures ha decidido llevar al cine a alguno de nuestros superhéroes favoritos. Algunas veces te llevas grandes alegrías, como sucediera con X-Men 2 o Iron Man. Aún así, no podemos evitar a la sala con miedo, no vaya a ser que volvamos a sufrir una de esas reacciones alérgicas que como las que provocaron Los Cuatros Fantásticos, Daredevil o Elektra. Si aún no la habéis visto, podéis estar tranquilos: en la nueva entrega de X-Men no hay ni rastro de urticaria.

X-Men: Primera Generación renace de sus cenizas y recupera el nivel de las dos primeras entregas de la saga. Presentada como una precuela de la trilogía original, esta película nos cuenta la historia del primer grupo de mutantes, de cómo se unieron y se dieron a conocer al mundo. Cuenta la historia de unos jóvenes Charles Xavier (James McAvoy) y de Erik Lehnsherr (Michael Fassbender), Magneto, de una amistad forzada por las circustancias y cuya fecha de caducidad conocemos de antemano. Una química y un mano a mano entre McAvoy y Michael Fassbender que sostiene la cinta en sus momentos bajos.

Esta nueva entrega de los X-Men evita ese exceso de acción y efectos especiales que, en Lobezno y X-Men 3, ocultaba la escasa profundidad del guión. Los personajes tienen la profundidad y tridimensionalidad con la que nos enamoraron Pícara y Lobezno en X-Men 2. Charles, Magneto, Mystica y Bestia llevan el peso de la trama, acompañados por un plantel de secundarios cuidadosamente elegidos. Aunque sacados un poco "de aquí y de allá", si respetar mucho la cronología original, son los necesarios para completar el grupo sin abrumarnos con una larga lista de mutantes planos. Raven (Jennifer Lawrence), la Mystica de las entregas anteriores, es el personaje más interesante. Al fin se humaniza y conocemos algo más de sus orígenes, sus luchas internas y sus miedos, su especial relación con Charles y el por qué de su asociación con Erik.

Sin embargo, el binomio Charles-Erik y Charles-Mystica no es suficiente para hacernos olvidar que la película adolece de una trama amorosa potente. Las pequeñas pistas de romance resultan forzadas y no son capaces de emocionar como lo hicieran Pícara y el Hombre de Hielo o el triángulo Cíclope-Jean Grey-Lobezno. Aunque menos cómica que las anteriores, la película tiene guiños a los fans de X-Men, como el cameo de Hugh Jackman o la fugaz aparición de una jovencísima tormenta durante la primera búsqueda de Cerebro.

Con un final apoteósico, X-Men: Primera Generación deja a los amantes de la saga haciéndose una vez la misma pregunta: "Y a mi, ¿qué poder me gustaría tener?"