Fiebre del sábado noche: Culto instantáneo, Destino Final 5

No hay que ser muy avispado para captar la diferencia entre aquellos films que nacen con una pretensión que va más allá de lo que uno puede imaginar de aquellos con una clara vocación para el entretenimiento. La pista suele aparecer en los primeros minutos de metraje, y si uno es acreedor del sencillo pero tremendamente agradecido don del sentido común, será capaz de disfrutar, al contrario que ese vecino que se echa las manos a la cabeza, de un espectáculo sin parangón. Por supuesto depende de las habilidades de las que disponga el producto en cuestión, pero ya se sabe que quitarse prejuicios en una sala de cine es una sana manera de invertir dinero. Destino final 5 es, aclarado este importante párrafo inicial, una joya, una obra de culto y una película sobresaliente. En sus pretensiones (punto de partida desde el que se debe juzgar cualquier película, venga de quien venga) es muy superior al noventa por ciento de las películas analizadas en este blog, y ocupará,con tiempo, un puesto de honor en el podio de la saga y de las películas de terror de este año. 

La saga Destino Final puede presumir de poseer algunas de las escenas iniciales más conseguidas del género de terror/acción. Si bien es cierto que en cinco entregas no se ha cambiado la premisa inicial en lo más mínimo, resulta sorprendente el que aún continuemos boquiabiertos ante la nueva coreografía de desastres y muertes escandalosas que nos presentan. En el caso que nos ocupa disfrutaremos de un terremoto de introducción  que en absoluto empaña el resto de muertes venideras. A los que se pregunten qué tipo de entretenimiento puede ofrecer una película tan obvia en su esquema, debemos poner de manifiesto la acertadísima apuesta por el humor -que va desde la elección de unos perfectos malísimos actores a un delirante desarrollo de los acontecimientos- y  el ingenio a la hora de presentar las escenas clave o las diferentes muertes de los protagonistas, demostrando mano maestra alargando la sensación de tensión. Todo aderezado con un perfecto uso del 3D que no sólo aporta efectos molones sino que además subraya el magnífico tono de comedia tan presente desde el inicio de la película. Para los anales de la historia quedará la perfectamente rodada escena del gimnasio o la tronchante secuencia en el oculista, que finaliza con la sala de cine perpleja ante un espectáculo más cercano a la comedia alocada que al terror adolescente. 

Destino Final es más de lo mismo, pero infinitamente mejor empaquetado. Es una cita anual con tus antiguos amigos, la navidad, un regalo esperado, tu cumpleaños. Es una  apuesta segura  para el fin de semana y, poniéndonos algo serios, una más que digna manera de elaborar entretenimiento para las masas.