Ni sonrisas ni lágrimas para el camaleónico Rango Depp

Rango es un joven camaleón doméstico que, por causas ajenas a él, se encuentra en mitad del desierto en una carretera. Su sueño: ser actor. Rango inicia su viaje sin nada en busca de su identidad. En el camino conocerá a algunos amiguitos de desconocido origen (animalitos misteriosos del desierto) que le enseñarán el valor de la amistad, el amor y la responsabilidad. De fondo la temática del agua, ya explotada en También la lluvia, en versión infantil.

Así es, Rango no sorprende en casi nada. El primer largometraje de animación de Verbinski(conocido por películas como Piratas del Caribe o The Mexican) ha conseguido confirmar lo esperado: Rango es una copia animada del capitán Jack Sparrow. Menos atractivo, igual de graciosillo y escamoso.

Acompañado por cuatro mariachis que cantan sus épicas peripecias observamos como Rango descubre quién es realmente y cómo es el mundo en el que vive. Sus dotes de actor le llevarán a ser el Sheriff de la ciudad y a comprender las necesidades de una población que necesita creer en él para sobrevivir a la corrupción de un alcalde lleno de secretos.

La pregunta es ¿cómo es posible que una película de animación no consiga arrancar ni una sola carcajada? Correcto. Ir al cine un domingo por la tarde a ver una peli de animación podría haber sido la peor idea de las últimas décadas. El inicio fue desalentador. Una sala de más de 300 butacas llenas de niños pequeños, bebes y papás. Temí ser absorbida por risas y comentarios de todos esos pequeños, pero no fue así. Ni risas, ni lágrimas. Sólo faltó escuchar algún bostezo o ronquido.

Una narración lineal de aproximadamente dos horas de duración que no consigue animar ni la maravillosa interpretación de Jhonny Deep. Papás, mamás, niños y niñas, adolescentes y no tan adolescentes…No vayan a verla. Se ahorrarán dinero, tiempo y sueño. Esto es todo.