El mes de febrero nos ha dejado bastantes pérdidas entre actores, actrices y cineastas. Sin embargo, me atrevería a decir que, como espectadora, la que me más me ha marcado ha sido la de la actriz francesa María Schneider y no porque tuviera ningún tipo de admiración especial por ella ni su trabajo, sino porque a raíz de su muerte, he descubierto la gran película por la que es conocida: El último tango en París, dirigida por Bernardo Bertolucci en 1972.
Esta película, lejos de envejecer con el paso del tiempo, cada día rejuvenece un poco más y nos muestra una relación que, actualmente, escandalizaría hasta a la persona más provocadora y desinhibida. Un hombre maduro y una atractiva y despreocupada joven de 20 años se encuentran esporádicamente en un piso de París para hacer realidad sus fantasías sexuales más ocultas. Para ello, el hombre, interpretado por un atormentado Marlon Brando, utiliza sus normas y un grado de manipulación de los sentimientos de la influenciable joven que la lleva a la pérdida de control absoluto.
Esta película, lejos de envejecer con el paso del tiempo, cada día rejuvenece un poco más y nos muestra una relación que, actualmente, escandalizaría hasta a la persona más provocadora y desinhibida. Un hombre maduro y una atractiva y despreocupada joven de 20 años se encuentran esporádicamente en un piso de París para hacer realidad sus fantasías sexuales más ocultas. Para ello, el hombre, interpretado por un atormentado Marlon Brando, utiliza sus normas y un grado de manipulación de los sentimientos de la influenciable joven que la lleva a la pérdida de control absoluto.
A parte de ser la sinopsis de la película, parece serlo también de la vida de la propia actriz, una María Schneider de 19 años, incapaz de asumir el sentimiento de haber sido manipulada por el director de la película, Bertolucci y por su maduro y seductor compañero de reparto, Marlon Brando. La fama incontrolable que la película obtuvo con su estreno debido a su carga erótica, hizo que la joven humillada decidiera huir temporalmente del cine y recluirse en un centro psiquiátrico junto con su pareja, Joan Townsed.
La película alcanzó una enorme popularidad sobretodo y, a pesar de lo que actores y director querían, gracias a su alto contenido erótico que hizo que numerosos españoles cruzaran las fronteras del país para poder ver la película que la censura franquista no permitió estrenar en España y que sólo ha llegado a nuestras salas en el Festival de San Sebastián del año 2000. A parte de convertirse en un mito erótico con únicamente 19 años, Maria Schneider fue una de las primeras actrices en declararse bisexual (en 1974) y asumir de forma pública su contacto con otras mujeres. Además, en 1979 protagonizó “Een Vrouw als Eva” (A Woman like Eve) película que mostraba positivamente el lesbianismo. Lo que desde luego, nunca volvió a hacer fue mostrarse desnuda en ninguna película de todas las que hizo hasta su muerte.
Mención especial a una de las escenas sexuales más estremecedoras que se han filmado jamás y que se ha hecho famosa en sí misma como la causante de todos los problemas posteriores de la joven actriz, demasiado inocente como para pasar por alto semejante humillación con la mantequilla como protagonista (como dato cinéfilo, añadiré que, al contrario de lo que se creía, la escena es fingida, aunque las lágrimas de ella son verdaderas).
No he visto la película pero la verdad es que la chica me parecía preciosa. Habra que echarla un vistazo
ResponderEliminarSabes que la venta de mantequilla subió considerablemente tras el estreno de la peli?? jaja, muy fuerte.
ResponderEliminarOtra de este estilo que me gustó mucho es "Una relación privada".
La verdad es que no es una buena película. Se estrenó en un momento muy particular de la historia política de España y por ello se benefició del escándalo que provocó. Hoy pasaría desapercibida y resultaría algo aburrida; es una película pretenciosa. Lo mejor, sin duda, María Schneider; Marlon Brando, en cambio sobreactúa aún más que de costumbre.
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