lunes, 18 de enero de 2010

En busca de la felicidad


En busca de la felicidad no es un drama, es una tomadura de pelo. A todos aquellos que me vayan a tachar de insensible por decir que lo único que me despertó esta película es frustración, les diré que les creía más inteligentes (aunque no les conozca, cualquiera es más inteligente que todo esto). Esta película es el mejor ejemplo de que hacer llorar es mucho más fácil que hacer reir: acumula una serie de desgracias y un niño mono y tendremos un diluvio emocional que ni Noe.

La película, que presenta a Will Smith junto a su hijo (que es riquísimo), está basada en una historia real: voila, la argumentación de mi hermana para defender que es un drama creible. Como es real, me lo tengo que creer. Cuenta las penurias de un padre que, tras dedicarse durante años a un negocio en el que nunca debió invertir, lucha por cambiar su vida y demostrar que una persona sin estudios puede tener tanto futuro en Wall Street como cualquier otro, si se arma de esfuerzo e ilusión. Falso. La historia del sueño americano ya cansa. Por mucho que nos encontremos ante una historia real, resulta insultante esperanzar así a la gente: pasó una vez (dos, tres, como mucho...), end of the story.

Primero, nos encontramos ante personajes que no despiertan ningún tipo de empatía ni agrado: una padre que por puro egoismo condena a su hijo a dormir en los baños de una estación, por no ser capaz de enviarlo con su madre que tiene un trabajo fijo; un niño que, en el momento cumbre de la película, pregunta algo así como “¿Mamá se fue por mi culpa?” (venga, aquí es donde sacamos los pañuelos y lloramos pensando: “pobre, ¡después de todo piensa que es culpa suyaaaa!”) y unos héores en forma de ejecutivos de la bolsa, que contratan a un tío porque resuelve un cubo de Rubick.

A estos personajes, tenemos que sumarle la gran lista de desgracias que ocurren. Típica estrategia de “veo la luz al final del camino, pero de pronto se apaga la bombilla”. Es decir, cuando las cosas están resultando terriblemente complicadas, aparece la esperanza, para volver a desaparecer dando lugar a una situación aún más terrible. Ante tanta inverosimilitud, al final acaba resultando imposible alegrarte de que las cosas salgan bien: para cuando has llegado a ese momento, la película entera te parece un chiste.

3 comentarios:

  1. A mí esta peli no me cabreó tanto porque sabía a lo que iba. Quiero decir, es un drama simple para espíritus llorones con posibilidad de voto en la gala de los oscar. Sabiendo esto, casi me parece divertida.

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  2. Será un drama tipico, pero ...¿tan mala es? A mi me la han pintando guay. Tampoco genial , sino una buena pelicula para pasar el rato.

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  3. Pues mira que he sido benevolente... Para mi, no es ni drama simple, más bien inmuniza contra estas cosas...

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