Especial SKINS

La serie británica vive un momento de esplendor, tras presentar la quinta temporada y la tercera generación de personajes. Los adolescentes de Bristol siguen tan vivos pero perdidos como siempre. Para los que no acaben de comprender la maravilla que es esta serie, analizamos los triunfos de Skins y las claves de su quinta temporada.

Maldita adolescencia. Creemos que conocemos a los adolescentes. Pensamos que por mezclar en un recipiente desencuentros amorosos, problemas personales, pasiones, acné y drogas sabemos de qué estamos hablando. Pero no es así. Realmente, nadie sabe de qué va la adolescencia. Cada uno hemos vivido la nuestra, con nuestro propio escenario y personajes, y es demasiado real, y demasiado personal para poder mitificar sobre ello. Sólo conocemos al adolescente que hemos sido, como una imagen que va diluyéndose con los años.

Sería una pretensión completamente vana y sin sentido mirar Skins y esperar ver un reflejo. Al margen de que seamos o no adolescentes, británicos o no, y hayamos consumido más o menos drogas, nadie puede volver a vivir su adolescencia. Se fue. Esa misma fugacidad es lo que le otorga su misterio: es una época breve donde los cambios se suceden antes de ser asimilados, y lo que cambia, cambia para siempre. Skins no pretende describir la adolescencia, y sin embargo acaba tejiendo un relato que, pieza a pieza, acaba captando la esencia de toda etapa de crecimiento o cambio. Ofrece algo con lo que identificarse.

Retrato esperpéntico. Alejados de la pretensión de mostrar una realidad 100% verosímil y reproducible, Skins opta por alejarse del cliché y lanzarse en la exageración y la parodia para representar la realidad. Nada es racional, el mundo es caos, especialmente el mundo de los adultos que siempre es más disparatado y absurdo: la madre que se encuentra con su hija volviendo de fiesta de madrugada, un camello en crisis de valores, una vecina que posa en la ventana desnuda, una profesora que baila salsa en un examen de selectividad...

Fugacidad, velocidad. En Skins, los personajes permanecen el tiempo justo en el que son adolescentes: dos cursos o temporadas. Después de eso, se acabó: no volvemos a oír hablar de ellos. Tres generaciones de personajes se han sucedido a lo largo de cinco temporadas, y todos estos cambios, lejos de marear al espectador, reaniman la serie, alejándola del estancamiento y del “todos han salido ya con todos”, un fallo tan común como imperdonable. La fórmula de que cada personaje protagonice un episodio de la temporada también le da dinamismo, ya que no hay personajes más importantes que el resto.

100% British.  Sería imperdonable no mencionar la relevancia de Skins como serie inglesa que combate de manera feroz el estereotipo de gente rancia que toma el té de las cinco. Brutal en su contenido y forma, poca sorpresa causó el escándalo tras el estreno de la versión estadounidense. Desnudos  explícitos, alcohol, masturbación femenina, drogas, musicales sobre el 11-S, prostitución, drogas, aborto, homosexualidad, más droga. Una serie polémica y provocadora que destruye a martillazos la benévola estereotipada versión del inglés gentleman.

Narrar en imágenes. El guión de cada capítulo de Skins es casi perfecto, no porque contenga diálogos a la altura de ninguna obra literaria, sino porque narra en imágenes. En lugar de grandes discursos a modo de conclusión, son las pequeñas imágenes y gestos los que cierran la historia. Los guiones son redondos, porque trazan  un arco de transformación perfecto sobre el personaje; que nos transporta de un lado a otro, sin ser capaces de tomar partido, admirando y compadeciendo a todos los personajes por igual.

Estética y música.  La estética es importante, y está muy cuidada. Con un estilo de realización heredado directamente del videoclip, Skins defiende su apariencia, y su rabiosa contemporaneidad. La banda sonora, una delicia: una media de doce canciones por capítulo que van desde los temas más clásicos a los grupos contemporáneos más underground. Sirva como ejemplo el final de la primera temporada, con Cat Stevens:

Las claves de la quinta temporada

Comparaciones no odiosas. La quinta temporada ha logrado elevar el nivel de la serie, hasta el punto de excelencia de las dos primeras temporadas. La razón principal han sido los nuevos personajes, que han superado en originalidad a los de la segunda generación, más trillados, y han apostado por nuevas situaciones más arriesgadas. La tercera generación se ha distinguido por el protagonismo de los personajes frente al grupo. Menos fiestas e instituto, más familia y relaciones personales. Drogas sí, pero no tantas, no todo el rato.

Índice de personajes y capítulos:

1x01 Frankie. La temporada empieza con el personaje más fuerte de la temporada (aunque también sea el más frágil): Frankie. Desentrañar el misterio de esta chica vintage y de apariencia ambigua que ha sufrido muchos abusos, llevará más de una temporada.

1x02 Ritchie. Ritchie es un adolescente heavy que no ve mucho más allá de la música.  Grace le cae del cielo, como un ángel, y comienza la relación más mona y poco verosímil de la serie.

1x03 Mini. El mejor capítulo de la temporada. Mini es la chica más popular del instituto, la que organiza un desfile de moda y tiene un guapo novio deportista, también es la más cruel al peor estilo Chicas Malas. Y todo su mundo se deshace cuando tiene que acostarse con su novio, porque esconde dos secretos imperdonables: es virgen, y tiene miedo.

1x04 Liv. La vida de Liv es un caos: no se responsabiliza de su hermana pequeña, se acuesta con el novio de su amiga, discute con su hermana en la cárcel. Escapa y se va de viaje de ácido con Matty, el segundo personaje más carismático y misterioso de la generación. Liv y Matty empiezan una relación con Frankie como vértice.

1x05 Nick. Igual que Mini, Nick tiene la aparente vida perfecta, que se va desquebrajando y sacando a la luz sus temores e inseguridades. Completamente roto, al final del capítulo al menos es capaz de enfrentarse a su padre.

1x06 Alo. Alo intenta ser un adolescente normal (fiestas, drogas, masturbación) pero con una familia granjera no siempre es posible. Alo es uno de los personajes más tiernos, al estilo Anwar, pero ha pasado un poco desapercibido en esta temporada, esperemos que le den más protagonismo en el siguiente.

1x07 Grace. Grace es la chica delicada que todos quieren porque vive en función de los demás. Baila ballet y dirige teatro clásico. Es un personaje adorable, que ha sido comparado con Cassie (no tan genial, en mi opinión). En el episodio de Grace, la tragedia de Shakespeare que preparan cobra vida, alimentándose de los desencuentros y malentendidos entre ellos.

1x08 Todos. El final de temporada está a la altura: toda una aventura absurda y surrealista por la campiña inglesa a contrarreloj para llegar a la iglesia. La trama Ritchie-Grace queda un poco ensombrecida por la tensión del triángulo Frankie-Matty-Liv, que obtiene un final mucho mejor de lo esperado. El final, en la carpa del concierto, simplemente épico.