sábado, 18 de junio de 2011

Fiebre del sábado noche: Cine que no debes ver

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Corría el año 1999 cuando el inefable Joel Schumacher  firmaba su primera película post Batman Forever . En ella, el detective privado Tom Welles recorría las oscuras calles de Hollywood en busca de una pista que indicara la existencia de una red dedicada en cuerpo y alma a la realización de películas snuff. Asesinato en 8mm fue concebida con el objetivo de narrar con pelos y señales  la espiral de autodestrucción a la que su personaje principal, interpretado por Nicolas Cage,  se ve abocado tras intentar seguir el rastro de unas cintas en teoría inexistentes. Pese a que hablamos de un film mediocre y nada recomendable, algo de su planteamiento sería de gran utilidad para describir la obcecación que algunas personas parecen sufrir a la hora de llegar a ciertos films de imposible ubicación.

Películas como Hostel, Turistas, Saw o numerosos remakes de prestigiosas cintas de terror de los ochenta han venido a agruparse en un subgénero denominado Torture Porn, que pese a lo fabuloso del nombre podría ser considerado una revisión ligera de títulos extremos de la década de los noventa y los ochenta con el objetivo de encontrar un hueco en las salas comerciales. Pese a gozar de un éxito considerable en la taquilla mundial y ser, ciertamente, bastante explícitas, no constituyen ni mucho menos un pico de intensidad. Las películas estrenadas bajo esta categoría captan la atención de los medios y son mutiladas en la sala de montaje en un hábil movimiento publicitario que más adelante se desvanecerá con la publicación del DVD. Sin embargo, muchos son los que después de disfrutar de una recreación o propuesta tan propia del snuff       -más allá del guión que tenga cada una, el centro de la diversión se encuentra en escenas violentas representadas de la manera más realistas posible-  se preguntan cual es el siguiente paso. Y, lógico, si serán capaces de soportarlo.


Desde el estreno de  Slaughter, de Michael y Roberta Findlay, muchas han sido las películas que han aspirado a convertirse en la cabeza del experimento fílmico más pasado de rosca de la historia, aunque finalmente sólo unas pocas han permanecido en la memoria colectiva como terribles estampas perdidas en la inmensidad de la  red. August Underground, probablemente la más representativa del género, haría palidecer a sus hermanas menores y ostenta el título a película con más problemas con la justicia. Ni siquiera El Ciempiés Humano podría considerarse una digna rival a la altura de tamañas perversiones. 

Más allá de anécdotas puntuales  -varias investigaciones del FBI para comprobar que los actores seguían vivos- August Underground se caracteriza por ofrecer un espectáculo que carece de guión, diálogos, y, al fin y al cabo, entretenimiento. Cortes de más de media hora en los que las amputaciones, las violaciones, las humillaciones y las perversiones de todo tipo se suceden sin motivo aparente con el fin de saciar la curiosidad de quien pretende viajar hasta el núcleo de un subgénero tan explotado como el Torture para encontrar algo nuevo. Cine aburrido en el que el tiempo se detiene a favor de la mano ejecutora, que aliada con el que observa al otro lado hace de las suyas sin mayores pretensiones que las que tendría un cineasta descerebrado en cualquier otro campo. 

La inmediatez y la ausencia de misterio se han convertido en notas dominantes del género a la entrada del nuevo siglo, y August Underground se erige como máximo exponente de la vulgaridad y tremendo impacto que este tipo de propuestas conllevan. Numerosas preguntas concernientes a la audiencia, una audiencia  aparentemente desligada de cualquier otro elemento que no sea la representación del dolor, surgen entre los ejecutivos de las grandes compañías fílmicas, centrados en contentar al público . Algunos serán incapaces de salir del bucle y encontrarán tremendamente difícil valorar una película de terror que no cumpla exigentes condiciones ligadas al Torture.  Otrosuna vez anulada la capacidad de asombro y traspasado el límite de lo que como espectadores consideramos se debería ver,  experimentarán una sensación de placer indescriptible de regreso a las sugerentes estrategias clásicas que permiten la reconstrucción de lo implícito en la propia mente. 

6 comentarios:

  1. ¡Bienvenido! menudo fichaje hemos hecho. Buenísimo post aunque no es un tema que me apasione mucho, sin embargo estoy deseando leer lo próximo que escribas.
    Ya era hora de tener un compañero entre tanta bellísima fémina. Exijo paridad en el blog! :p

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  2. Hola Sergio! Muchas gracias, un placer estar aquí en verdad.

    En verdad, yo en el fondo, muy en el fondo, tampoco soy muy fan de este tipo de salvajadas. Porque como ya explico, son aburridas. Es más la curiosidad de tarado lo que te arrastra al centro de semejante desastre...

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  3. Nunca veo este tipo de pelis porque me revuelven el estómago y ni las aguanto enteras (soy una nenaza para la violencia en pantalla... debería hacérmelo mirar, porque me pierdo un montón de peliculones), pero la cosa es que no puedo dejar de plantearme si a los directores, guionistas (cuando hay guión) y demás participantes en estas cintas no les falta un hervor... ¿no hay que estar un poco enfermo para querer rodar cosas así? Digo yo...

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  4. Os pongo en situación. Volvía yo en un típico viaje de autobús desde Santander a Madrid una tarde sobre las 19'00 horas. El autobús, como no, lleno de familias, niños y abuelos y comienza una película. ¿Qué peli creéis que el señor conductor consideró apropiada para tales circunstancias? No lo adivinaréis nunca a no ser que seais unos locos psicópatas como él: Asesinato en 8mm.
    Total, que fue una película que marcó un antes y un después en mi vida y creo que en la de muchos niños también. Puntualizo que yo tendría sobre 20 años pero era una alma cándida e inocente hasta que vi esa película que, por cierto, no sé cómo acaba porque tuve los ojos cerrados durante la última media hora del espanto que tenía...

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  5. Yo tampoco soy fanático de este tipo de violencia. Pero si me gustan las pelis violentas a todos los niveles si esa violencia está justificada. En este tipo de películas normalmente el guión es una excusa tras otra para hacer burradas delante de una cámara.

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  6. Obviamente nadie va a ver por gusto una película como August Underground, cuyo único objetivo es recrear una serie de situaciones cercanas al snuff, sin ningún tipo de guión o realización (y esto es quizás lo peor de todo, ya que le da ese aspecto de cinta sucia, la apariencia de video real).

    Sin embargo sí me parece interesante saber que existen y verlas con la mano tapándote el rostro, o casi. Porque en verdad (o al menos en mi caso) despiertan una curiosidad malsana, aunque luego me aburra y lo quite. Hay tropecientas páginas de muertes reales (de asesinatos incluso) en Internet que subsisten gracias a las visitas. Es divertido que el cine comercial y el no tan comercial intente reproducirlo todo para aquellos que no se atreven a dar el paso.

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