Hace poco hablamos de la relación de los videoclips con la imagen de los artistas, concretamente de las solistas. Ante la peor noticia musical del año, la agenda habitual de videoclips necesitaba una entrada homenaje, y nosotros despedirnos de ella.
Seguramente no sea necesaria ninguna descripción de quién era Amy Winehouse, o de quién creemos que era. Su vida personal estaba hasta tal punto enraizada con su carrera musical y sus canciones que el personaje, polémico y morboso, protagonizaba todo de cuanto de ella se decía. Para ser más claros, hasta mi abuela conocía a Amy y no por sus videoclips ni sus maravillosos discos. Pero según dice Virgina Woolf en Orlando, una biografía para estar completa debe dar cuenta de al menos seis o siete personalidades del biografiado, en cambio en una vida bien puede haber miles.
In my bed es un tema de Frank, su primer disco, más cercano al jazz que al soul, menos emotivo y más luminoso que Back to Black. Amy sólo tenía 20 años cuando se publicó: no tenía aún moño, ni un marido en la cárcel, ni la polémica de las drogas persiguiéndola. El videoclip es muy sencillo, y ella es el retrato de la sensualidad. ¿Cómo podía ser tan guapa siendo tan fea?
Cuando se publicó el videoclip de Rehab, en 2006, ya contaba con historial de desastres a la espalda. La canción y el álbum fueron un exitazo en el mundo entero - en España no paraba de sonar en los 40 Principales, imaginaos que shock. Por primera vez en bastante tiempo, crítica musical y público de masas estaban de acuerdo, y la prensa se frotaba las manos con un personaje mediático que destrozar en cada telediario o edición del periódico. La chica que no, no, no quería ir a rehabilitación se convirtió así en una de las drogadictas más rentables de la historia de la música, y tanto mejor que su principal hit tratase sobre ello: era tan sincero que golpeaba la boca del estómago: I'm gonna, I'm gonna lose my baby / so I always keep a bottle near...
También grabó otro videoclip de ese disco, y no fue el Back to Black ni I told you I was trouble. La canción elegida fue Tears dry on their own, mi preferidísma de todas. El video comparte elementos comunes con los anteriores: el protagonismo de ella, el hotel, los planos tumbada en la cama. No supuso ninguna innovación, y estoy bastante segura de que no será ni el primer ni el último videoclip que muestra a un artista cantando su canción mientras pasea por la ciudad. La gente que pasa la golpea, pero ella pasea indiferente mientras canta sobre ser su propia mejor amiga, el arrepentimiento al que estamos acostumbrados y su incapacidad de retroceder.
Espero que cuando hagan una película sobre la vida de Amy (y todos sabemos que la harán, tarde o temprano) se aleje del tradicional biopic que pone en jaque la vida de un artista en función de su relación con las drogas. El sufrimiento de Bette Middler en La Rosa y la deliciosa bipolaridad de Liza Minnelli en Cabaret pudieran servir de ejemplo.
Hoy sólo podemos llorar a una gran artista que conocía muy bien los juegos que se pierden de antemano. Love's Life's a losing game.
Menudo homenaje, Eli! No falta nada, excepto algunos apuntes de estilismo: cómo podía hacerse esos moños imposibles y cómo popularizó el piercing en la parte superior del labio entre todas las pokeras mundiales!
ResponderEliminarLas zonas de extraradio se llenaron de pequeñas Amys winehouses hace un par de años. Su estética golpeo fuerte, muy cierto Elena.
ResponderEliminarCuando hagan la peli de ella no seguirán tus acertados consejos Eli, y acabaremos con un clinex a moco tendido repitiéndonos, que pobrecita, nadie la quería y las drogas le arruinaron la vida... O un ahora justo que se iba a recuperar...en fin, Eli tu dale vueltas a la peli que veo el primer proyecto de SinBea Production(si alguien no se acuerdo está grabado en los videos de Ibiza!)!
Gran homenaje!
Una descripción muy elegante y (afortunadamente) alejada de todo ese juicio absurdo sobre la vida de la muchacha, he de decir.
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