El otro día discutía con mi hermana sobre las películas de Navidad de las cadenas de televisión de nuestro país. Toda la conversación empezó con una pregunta: “¿cuál es, para ti, la película más navideña?” Aunque, entre lo que es la oferta de cine navideño y lo que son las películas propiamente de Navidad, hay que hacer importantes excepciones.
Las primeras son las que empiezan a aparecer allá por el 15 de diciembre y suelen ser opciones familiares que pasan a inundar todos y cada uno de los horarios antes destinados a series, magazines o los espacios del tipo “Cine On”. Su conexión con la Navidad es prácticamente nula, lo que suele ser, visto lo visto, un punto a su favor. Por lo que parece, este año serán oferta navideña “Piratas del Caribe”, “El Zorro”, “Cars” y otros éxitos de Disney.
A esta categoría hay que sumar también, por supuesto, los clásicos. Películas que se han hecho un hueco en las Navidades por su perseverancia y esfuerzo, por llenar nuestras tardes año tras año. ¿Quién no ha pasado alguna vez un rato delante de “Lo que el viento se llevó” el día de Navidad? Mérito especial, por supuesto, para aquellos que la hayan visto entera, con sus cinco horas... Mérito extraordinario a los abnegados que, además, lo hayan hecho más de un año. Pero no es el único título: “La Casa de la Pradera”, apuesta de TVE para mañana, “Mujercitas” o, más moderna, “Mentiras Arriesgadas” son algunas otras de las que, año tras año, nos acompañan en la programación navideña.
Las segundas son esas películas terribles que asaltan nuestras televisiones desde mediados de Noviembre, esas que no han logrado engañar ni a los propios yankees, que nos vende con un estilo característico Antena 3. “Fred Claus”, “El Grinch” y otras de esas terribles, cuyo nombre prefiero no recordar, pero que suenan algo así como “Papá Canguro en Navidades”. Atentado contra la programación en cualquier época del año, pero aún más en estas fechas, son películas que cada año se adelantan más. Puede que como forma de combatir la crisis o intento de reanimar el espíritu navideño, dentro de un par de años acabará el verano y ya tendremos en la sobremesa esas casitas con luces y nieve artificial, en las que toda abuela pega una buena patinada.
Sin embargo, existe una clasificación especial. La de aquellas películas que, capaces de aunar ambos factores (son navideñas y son un icono de las fechas que muestran), merecen una distinción especial, simplemente por el hecho de no tener en su elenco a Arnold Schwarzenegger (hasta tres veces he tenido que mirar el dichoso apellido en Internet). Algunas con casi veinte años, como “Eduardo Manostijeras”, otras más modernas, como “Love Actually”. Son esas películas que ves programadas en Navidad y dices: ¡coño, esto sí que es programación navideña! Porque, te gusten o no... ¿qué serían de estas vacaciones sin Macaulay Culkin gritando frente al espejo en “Solo en Casa”?
Y, después de todo esto... “¿Cuál es la película más navideña?”
Las primeras son las que empiezan a aparecer allá por el 15 de diciembre y suelen ser opciones familiares que pasan a inundar todos y cada uno de los horarios antes destinados a series, magazines o los espacios del tipo “Cine On”. Su conexión con la Navidad es prácticamente nula, lo que suele ser, visto lo visto, un punto a su favor. Por lo que parece, este año serán oferta navideña “Piratas del Caribe”, “El Zorro”, “Cars” y otros éxitos de Disney.
A esta categoría hay que sumar también, por supuesto, los clásicos. Películas que se han hecho un hueco en las Navidades por su perseverancia y esfuerzo, por llenar nuestras tardes año tras año. ¿Quién no ha pasado alguna vez un rato delante de “Lo que el viento se llevó” el día de Navidad? Mérito especial, por supuesto, para aquellos que la hayan visto entera, con sus cinco horas... Mérito extraordinario a los abnegados que, además, lo hayan hecho más de un año. Pero no es el único título: “La Casa de la Pradera”, apuesta de TVE para mañana, “Mujercitas” o, más moderna, “Mentiras Arriesgadas” son algunas otras de las que, año tras año, nos acompañan en la programación navideña.
Las segundas son esas películas terribles que asaltan nuestras televisiones desde mediados de Noviembre, esas que no han logrado engañar ni a los propios yankees, que nos vende con un estilo característico Antena 3. “Fred Claus”, “El Grinch” y otras de esas terribles, cuyo nombre prefiero no recordar, pero que suenan algo así como “Papá Canguro en Navidades”. Atentado contra la programación en cualquier época del año, pero aún más en estas fechas, son películas que cada año se adelantan más. Puede que como forma de combatir la crisis o intento de reanimar el espíritu navideño, dentro de un par de años acabará el verano y ya tendremos en la sobremesa esas casitas con luces y nieve artificial, en las que toda abuela pega una buena patinada.
Sin embargo, existe una clasificación especial. La de aquellas películas que, capaces de aunar ambos factores (son navideñas y son un icono de las fechas que muestran), merecen una distinción especial, simplemente por el hecho de no tener en su elenco a Arnold Schwarzenegger (hasta tres veces he tenido que mirar el dichoso apellido en Internet). Algunas con casi veinte años, como “Eduardo Manostijeras”, otras más modernas, como “Love Actually”. Son esas películas que ves programadas en Navidad y dices: ¡coño, esto sí que es programación navideña! Porque, te gusten o no... ¿qué serían de estas vacaciones sin Macaulay Culkin gritando frente al espejo en “Solo en Casa”?
Y, después de todo esto... “¿Cuál es la película más navideña?”
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